Al inicio de este año se dio un anuncio que cimbró al mundo de la tipografía: la dupla más famosa de todas, que incluso la revista Fast Company llegó a denominar como Los Beatles de la tipografía, Jonathan Hoefler y Tobias Frere-Jones anunciaban su separación en el peor de los términos. Una demanda interpuesta por el último, en la que alegaba abuso de confianza, puso en manifiesto la peor de las pesadillas de cualquier hombre de negocios: nunca hubo un contrato formal al momento de asociarse.

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Todo fue informal: en 1999 Jonathan Hoefler se acercó con Frere-Jones y le ofreció el 50% de una sociedad en la que ambos, antes competidores, podían sacar el suficiente provecho a sus talentos de forma conjunta. Con ello en mente comenzaron a trabajar hasta que, a finales de 2013, Frere-Jones sintió que Hoefler lo estaba traicionando al no ser claro en la forma de entregar cuentas.

Imagen original de Fast Company
Imagen original de Fast Company

De esta experiencia, podemos sacar muchas conclusiones, especialmente para nosotros los diseñadores, y es que el hablar de negocios implica merodear en un ámbito en el que muchas veces no nos sentimos a gusto o no dominamos a fondo.

1. La palabra clave es «formalizar»

Tan difícil como firmar un acuerdo prenupcial, el asociarse implica quedar claro sobre un posible rompimiento. Es incómodo al principio, pero a la larga el hecho de que ambas partes tengan certidumbre sobre el plano en que trabajan, termina por permitir una mejor fluidez en discusiones posteriores. Hace que puedan trabajar sobre base sólidas.

2. Mismas responsabilidades, mejor desempeño

Aunque no todas las sociedades se construyen en igualdad de acciones, lo importante es sentir que ambas partes obtienen una remuneración justa por lo que trabajan. En el momento en que uno de los dos comienza a sentirse abusado es cruzar una línea que no tiene vuelta de hoja. Cuando hacen lo mismo y comparten responsabilidades, lo justo será siempre 50-50, pero sea cual fuere la distribución, el sentido de justicia debe prevalecer.

3. Para que exista un abusador, debe haber un abusado

Una forma muy fácil de asociarse entre diseñadores, es cuando uno tiene toda la fluidez para vender, relacionarse con clientes y prospectos y el otro prefiere la parte creativa y eso le ayuda a no enfrentarse con la de negocios y los números. Esta dupla es terreno fértil para que exista una disparidad que tarde o temprano terminará explotando. El segundo, por más que domine su lado artístico, no puede bajo ninguna circunstancia cerrar los ojos cuando tiene enfrente un informe sobre los estados financieros de la sociedad. Resulta mucho más común de lo que parece, y más cuando todo parece marchar bien y uno está conforme con lo que recibe.

Es injusto incluso para quien lleva la finanzas, porque cualquier anomalía, por pequeña que sea, podría en algún momento reinterpretarse como un fraude, aunque jamás haya existido esa intención, y que si hubiera detectado a tiempo, habría parado en ese instante, sin permitir que se convirtiera en una bola de nieve, cosa que irremediablemente pasa.

4. No permitas que las bombas exploten

Ampliando un poco el punto anterior, quien lleva la administración tiende a ser el sospechoso cuando algo sale mal, y quien prefiere mantenerse al margen será siempre el acusador. Pero todo esto podría evitarse en el momento en que ambos compartan la responsabilidad de los números de la empresa: las discrepancias se detectan a tiempo, evitando con ello el sospechosismo de que alguno de los dos pudiera estar abusando de la confianza del otro.

5. Todo por escrito

Al momento en que Frere-Jones comenzó el proceso de demanda, lo primero que le pidieron los abogados fue algún documento que amparara la sociedad: un correo electrónico o hasta un comentario en una servilleta sirvió de prueba para sentar un precedente. La información escrita es importante, es importante dejar todo por escrito. No es de gratis que en las reuniones de accionistas siempre haya una secretaria capturando la minuta de todo lo que sucede. Cualquier junta, cualquier plática que resulte en algo interesante, es importante que quede por escrito. No solo para el caso de alguna demanda —nadie nunca quiere eso—, sino para empatar diferencias o interpretaciones a lo que realmente se acordó. Siempre será mejor tener algo escrito en el caso de requerir alguna acción al respecto.

Finalmente, Hoefler y Frere-Jones llegaron a un acuerdo el pasado mes de octubre, lo cual puso fin a la disputa entre ambos. Los detalles del acuerdo no son públicos, pero ahora estos dos genios de la tipografía recorrerán caminos separados, como Hoefler Co. y Tobias Frere-Jones. El mundo sigue dando vueltas.

Diseñador gráfico con maestría en diseño editorial por la Universidad Anáhuac y con cursos de Publishing en Stanford. Actualmente dirige MBA Estudio de Diseño, dedicado al diseño editorial, identidad y publicitario, además de realizar scounting y contratación de talento de diseño para diferentes empresas. Es profesor en la Universidad Anáhuac y la UVM. Le gusta la caligrafía, tipografía, la música y la tecnología.