Continuando con lo que escribí la semana pasada, seguiré comentando cosas al respecto, ya que conforme pasan los días, salen nuevos errores de diseño, vicios ocultos y errores fatales en la afamada Avenida Masaryk.
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Resulta que después de la reapertura o reactivación del sitio, empezaron a verse en redes sociales algunos errores en la señalética del sitio, así es, aunque no lo crean, en un proyecto que tomo año y medio de obra (y continua), el director de proyecto, suponiendo que por la importancia del proyecto y el monto de inversión, había un encargado responsable de supervisar y dirigir todos los trabajos, pues a ese personaje se le fue supervisar la redacción del nombre de las calles, así es, ese pequeño detalle que dice mucho de cómo se hacen las cosas en México… AL CHILE.
A la fecha, me parece que ya se desmontaron las placas con dichos errores y se colocaron las nuevas, que han sido criticadas por la tipografía pequeña, falta de los nombres completos, que se dejó espacio para poner algún logo publicitario, etc. Todo esto, al final del día tiene un costo y de principio no debería de suceder. El problema más grave es que esto es un detalle insignificante en la obra de poco más de 500 millones de pesos, si dejaron pasar detalles como la mala ortografía que al final del día, solo demuestra la ignorancia de los directores de proyecto o de la AEP (Autoridad del Espacio Público), imagínense el problema de lo que no vemos de la remodelación, es decir las entrañas (todas las instalaciones), podrían estar mal realizadas, mal supervisadas y pasado mañana generar un problema grande, esperemos que no.
Algunos vecinos dicen que se talaron muchos árboles y que no fueron repuestos pues la avenida ahora tiene menos vegetación que antes. La AEP dice —y lo publicó— que se hizo un estudio de cada uno de los árboles y vegetación que existía, de lo cual se diagnosticó que varios árboles ya estaban enfermos y con algunas plagas que no podían solucionar o mejorar, comentan que se realizó en conjunto con la autoridades ambientales del D.F. y la verdad es que no habría porque no creerles, el problema es que ya estamos tan acostumbrados a los trabajos chuecos, ocultos y sucios que ya nada nos sorprende.
Este tema es algo tan recurrente que cuando uno ve o escucha de una obra pública nueva, no puede dejar de pensar en la Casa Blanca de EPN o varios otros escándalos que se han dado en este periodo y de otros periodos en las historia de la ciudad, como la “suavicrema de Reforma”, el edificio de los senadores, etcétera.
La realidad es que, en términos generales el objetivo de la remodelación de Masaryk era peatonalizar el espacio y eso mal que bien se logró o por lo menos mejoró. Por supuesto era imposible que se redujera el tránsito, por favor, la ciudad entera es un estacionamiento y mientras no se mejore el problema de movilidad y transporte público, pues seguirá habiendo gente que se mueve en un auto particular, eso no va a cambiar, recuerden que los desplazamientos en la ciudad son gigantescos, hay quienes viven en el sur y van a Polanco y sus alrededores a trabajar, otros del oriente al poniente, otros de norte al sur y en realidad pocos son los privilegiados que trabajan cerca del lugar donde viven, esos son los que se pueden mover en bici, caminando, con Carrot, taxi, transporte público, etcétera.
Masaryk es una avenida importante en el sentido comercial y culinario de un segmento específico de la población, ese es el valor principal de la avenida, no se compara con ninguna de las avenidas que pretenden comparar y seguirá siendo a nivel inmobiliario un punto importante para las grandes marcas internacionales y nacionales de hacer sus tiendas, sucursales o restaurantes. Tendremos que esperar para ver si su reinado de marcas exclusivas y precios infinitos del suelo (por m2), no se ve mermado con la construcción del gran complejo de Palacio de Hierro a unas cuadras del sitio, ya que tengo entendido que su intención es llevarse todas las marcas a su centro comercial.
Entiendo también que ahora que ya relanzaron la apertura de la avenida, iniciaran a hacerle modificaciones al camellón y cambiar bolardos, pues los del diseño original no eran visibles para todos, unas placas para contener el crecimiento de las raíces de los árboles, etc. En pocas palabras el dinero sigue fluyendo, el presupuesto sigue creciendo y las molestias a los vecinos continuaron un poco más.
Así es que, paciencia para los vecinos de la zona, para los turistas y para los que trabajan alrededor. Esperemos que cuando todo termine, sea algo bueno para recorrer y gozar del espacio público, que es lo realmente importante en todas estas obras. Esa debe de ser la prioridad en la transformación y evolución de nuestra querida ciudad.