El diseño gráfico es uno de los empleos peor pagados en México. Esto lo dice la American Chamber of Commerce México que lo ubica en el puesto número 5 con un sueldo mensual promedio de $7,000 pesos. Un gran porcentaje de entrevistados en lo que va de este año no tiene la prestaciones mínimas como Seguro Social o peor aún, emiten mensualmente su recibo de honorarios para recibir los pagos atrasados o parciales o en su caso, simplemente les dan un sobre con sus pagos en efectivo, afirmando que gracias a ello se están librando de pagar impuestos.

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Con ésto en mente, podemos partir para hacer un análisis que nos permita saber dónde estamos parados y qué podemos hacer al respecto. Algunas cosas podremos cambiarlas, otras deberemos aprender a vivir con ellas y otras más será mejor evitarlas. Para ello dividiremos esta serie en entregas, donde hablaremos del entorno del diseño en México, nuestro papel con la sociedad y qué podemos hacer para darle un mayor valor a nuestro trabajo. Aquí la primera parte, el aquí, ahora y por qué:

Es una profesión (relativamente) nueva. En México hay diseñadores graduados desde finales de los sesenta, que si los comparamos con otras profesiones milenarias como los médicos o arquitectos, no llevamos demasiado tiempo en el mercado para hacer valer nuestro trabajo ante los demás. Sin embargo, ser nuevo en los negocios no es realmente lo que provoca una visión devaluada, sino en la aportación que nuestra profesión da a la sociedad. Por ejemplo, el trabajo de ingeniero web tiene menos tiempo vigente y se paga mejor por tan solo la percepción de utilidad que tiene en la sociedad (Sobre ello te invito a que leas El valor social del diseño

Es muy difícil de medir. Si vas con el médico y te cura, entonces es un buen doctor, o si el arquitecto hizo una casa y aún no se ha caído tras fuertes temblores, entonces también te das cuenta del valor que le aporta a la sociedad y los ciudadanos comunes, como nosotros. El trabajo de diseño difícilmente cuenta con un sistema de métricas que nos indiquen con claridad qué tanto ayudó el rediseño del empaque para que un producto se venda mejor.

El diseño está más ligado al arte que a negocios. Desde la forma de vestir, de hablar y por el ejercicio neto de la creatividad, somos percibidos más hacia el lado artístico que al de los negocios, cuando realmente tenemos bases y fundamentos de ambos, pero es parte de la esencia, de lo que somos. Esto no implica que esté mal, solo que no abona a nuestro favor.

Nuestro trabajo tiende a percibirse como técnico. Si en una empresa no va a trabajar el diseñador de a lado, es “normal” pedirnos que prendamos su computadora y terminemos el trabajo que dejó pendiente. Eso no funciona con otras: si no está el médico que nos dio cita, no nos pasamos al consultorio de junto ¿o sí? Tiene que ver con la percepción de que nuestro trabajo implica más el dominio de las herramientas que el trabajo intelectual. Ser diseñador por saber usar Photoshop es equiparable a ser médico por saber tomar la presión o poner una inyección.

Somos muchos. Al ser una profesión en boga, la oferta de diseño es mayor a la demanda que tiene el mercado en nuestro país. Son muchos quienes palomean la opción de “diseño gráfico” solo porque no tiene matemáticas o no hay que leer mucho. Eso le toca a las universidades, pero también a nosotros, cuando hablamos de lo “increíble” es que ser diseñador. Habría que ser más realistas cuando convencemos a alguien de estudiar lo mismo que nosotros.

México no es un mercado tan grande. Claro que si nos comparamos con América Latina solo Brasil estaría por delante, pero al ser el diseño un elemento «no indispensable» para iniciar una empresa o poner un comercio, siempre va por delante en los recortes de presupuesto. En sociedades con menos problemas de pobreza, educación, salud y desarrollo, el diseño ya no es catalogado como un lujo, sino una necesidad, por lo que el mercado es mayor y más versátil.

En la próxima entrega hablaremos de las circunstancias que están más de nuestro lado, y que podemos explotar para subir el valor y la rentabilidad de los diseñadores gráficos.

Design Lifer
Diseñador gráfico con maestría en diseño editorial por la Universidad Anáhuac y con cursos de Publishing en Stanford. Actualmente dirige MBA Estudio de Diseño, dedicado al diseño editorial, identidad y publicitario, además de realizar scounting y contratación de talento de diseño para diferentes empresas. Es profesor en la Universidad Anáhuac y la UVM. Le gusta la caligrafía, tipografía, la música y la tecnología.