La suerte de mal diseñador, el talentoso la desea. En muchas ocasiones algunos profesionales del diseño que no son los mejores tienen los trabajos de ensueño, a diferencia los más talentosos, pero esto sucede por que no saben venderse.

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Addison Duvall, una experta en diseño, asegura que con frecuencia hay diseñadores que pueden tener más habilidades o experiencia y no tener el trabajo que quieren, pero la respuesta está en cómo se venden.

¿Cómo solucionarlo? Simplemente hay que saber comercializar el trabajo con algunas técnicas de marketing, el talón de Aquiles de varios diseñadores.

¿Cuál es la diferencia entre un buen diseño y un gran diseñador? Notoriedad, pues hay miles de diseñadores capaces de superar a los más conocidos y que no por ello significa que sean los mejores.

Es posible que el acierto de estos últimos esté en poseer un estilo más acorde con las tendencias actuales, pero el buen diseño es un buen diseño. Las tendencias vienen y van, pero una sólida comprensión de los principios básicos de diseño nunca pasan de moda.

Es bien sabido que en algunas ocasiones los puestos ejecutivos los ocupan las personas que saben venderse con sus superiores, saben qué decir y cómo decirlo. Aunque no lo parezca el trabajo es una labor de ventas.

Lo que significa que es importante darse a conocer a las personas que pueden ayudar al desarrollo profesional.

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Los diseñadores que compiten por trabajos independientes batallan para convencer a los clientes potenciales de que son la mejor persona para el trabajo, sin mencionar que existen otros que proporcionan básicamente el mismo servicio.

Pero el cliente no sabe casi nada sobre diseño, no le importa nada el conocimiento técnico, años de experiencia, o el sentido de diseño brillante. La clave para la venta de uno mismo como un diseñador radica en la forma de presentar sus habilidades.

Se debe tener en cuenta que las habilidades y conocimientos técnicos sólo son atributos, es decir, los clientes buscan comprar experiencias, no los logros profesionales o curriculares.

Para ejemplificar lo anterior, Duvall asegura que un comercial de pizza no te muestra las certificaciones de sus cocineros o de los ingredientes, sino el alimento más delicioso que se puede consumir en la vida, es decir, ahí está la experiencia.

Por último recomienda no tener miedo de pedir a sus clientes actuales o anteriores que recomienden su trabajo, pues cuando se trata de un diseño notable se corre la voz entre ellos mismos.

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