La tarea del diseño básicamente se resume en lo siguiente: es el esfuerzo de comunicación gráfica generado por una empresa para transmitir un mensaje claro, sencillo e informativo a un cliente potencial. Pero cuando se quiere ir más allá, entonces es cuando entra en juego el papel de lo emocional implícito en el diseño, esto para impactar en la experiencia del usuario.
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Cuando se quiere mostrar algo más y no sólo un diseño meramente estético, se necesita entender el sentido de humor del mercado, su forma de pensar, su estilo de vida, cultura y en ciertos puntos cómo hace las cosas, esto de acuerdo a la respuesta esperada hacia un producto o servicio.
El maestro del diseño emocional, Donald Norman, señala en su libro “Emotional Design; why we love (or hate) everyday things” que ya no basta con que los objetos sean funcionales para que funcionen, porque “las cosas atractivas funcionan mejor”.
De base se sabe que el diseño es fundamental dentro de toda estrategia de marketing, desde la planeación, la investigación, las propuestas, los focus group en algunas ocasiones, así hasta lograr que un producto sea atractivo y funcional, características para impulsar al usuario a la compra real.
Pero ya no sólo basta con una estrategia creativa, ya que el mercado actual es muy exigente y busca mayores beneficios para su vida en los productos, razón por la que surge el diseño emocional, el cual tiene como objetivo que la vida sea más placentera.
Según la diseñadora Elena Álvarez, existen tres características que pueden influir en las emociones personales y además se pueden aplicar en las diferentes ramas del diseño:
01. Ligar algún tipo de relación:
Es necesario incluir de alguna manera al consumidor en el proceso de desarrollo, como lo hace IKEA, quien vende muebles que tienen que ser armados por el mercado, generando experiencias únicas en convivencia con el producto.
02. Que dure poco tiempo:
Es necesario para cada estrategia poner una fecha de caducidad, después generar nuevas y diferentes emociones para incrementar el alcance de mercado y no aburrir a los que ya son fieles a la marca o producto.
03. Personalizar:
Tal cual lo hizo recientemente Coca-Cola, el consumidor generara emocionas fuertes cuando se identifica con el producto, ya sea colocado su nombre, su signo zodiacal o un artista de moda. Hacer del diseño algo digno de fotografía.
Las emociones son repentinas, ¿por qué dejaste de comprar un producto? seguro algo salió mal o alguien te convenció de que otro era mejor. El diseño emocional es ese que con verlo genera entusiasmo, emociona aún más cuando se abre y se vuelve inolvidable cuando se utiliza, es toda una experiencia. Las reacciones no solo vienen implícitas en el funcionamiento, sino también por el aspecto que despierta sentimientos de recuerdo, nostalgia o placer.
Para más información, te recomendamos leer el libro especializado en este tema: “Emotional Design; why we love (or hate) everyday things” de Donald Norman y seguir las tres características antes mencionadas.
