El cantante se esfuerza con insistencia en preguntar en el estribillo qué es lo que ves cuando lo estás viendo y en la dinámica de los tiempos actuales la pregunta se tiñe de la respuesta que viene del mismo parlante al sentenciar que la mentira es la verdad.

No me preocupa exponer estas humildes líneas a un laberinto que no te cuente la salida y que tampoco te exprese tan burdamente cuáles deben ser las diez comidas que todo diseñador no debería dejar de comer.

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¿No nos debemos un debate?

Estamos en el borde de muchas decisiones, ya es tiempo de saltar o morir. La humanidad está empezando a entender que la vida cambió, el recambio generacional comienza a saberse responsable del futuro, la tecnología nos abre un sin número de posibles finales y el hombre ya está manipulando las emociones en un camino sembrado de infinitas dudas.

Ahora bien, ya la insistencia de la canción comienza a tomar valor y empiezas nuevamente a preguntar, ¿qué ves cuando me ves?
Como diseñadores, seres de una mirada particular y curiosos, no podemos desentendernos, porque la razón de nuestro trabajo reside en observar y asociar. Y acá con un té y masas secas nos estamos planteando si la mentira es la verdad.

Nuestros blogs de diseño cuando son expresados en primera persona replican grandes problemáticas de la profesión, de mal trato y remuneración, de desprofesionalización y penurias que se viven a diario. Por otro lado cuando todo lo referido al diseño es contado en tercera persona la cuestión cambia, se respira objetivos, presupuestos, emoción y todo es hermoso, incluyendo al cliente.

Todo parece indicar que el futuro contempla incluir a los diseñadores, pero quizás te preguntes cuáles. Quizás no seamos lo que realmente debemos ser y en un tweet que leí puede estar la razón ya que afirmaba que debemos profesionalizarnos en el aprender y desaprender si no queremos ser los analfabetos del futuro.

Buscando la salida

Encuentro unas líneas que expresan algo asociable a la idea global y dicen así.
No queremos ver la realidad porque la fantasía del momento nos entusiasma, aunque al final debamos pagar por ello. Seguramente, como en tantos escritos he expresado, debemos ser menos propensos al consumismo de efectos, más trabajadores y mucho menos retóricos para generar ideas, arriesgar y aprender.

Seguramente mientras nos enroscamos discutiendo el aquí y ahora alguien estará inventando la tecnología o pensando el proceso más acertado para evolucionar. Porque todos en realidad tenemos el mismo tiempo, lo que lo hace diferente es qué hacemos cada uno con el suyo.

A esta altura te preguntarás que tiene que ver todo esto con el diseño. Yo creo que mucho.
Los ingleses establecieron que el tiempo es dinero y hoy estamos frente al desafío de replantearnos muchas de esas afirmaciones, tantas como la de saber qué ve nuestro cliente al vernos diseñadores.
Y vos, ¿qué ves cuando me ves?