“La imprecisión llena de sentido y razones a la vulgaridad.”

Es muy común escuchar lo difícil que se hace conseguir trabajo en este rubro. Un estudio publicado en uno de los principales diarios de mi país decía que las profesiones menos buscadas eran las referidas a las humanidades, la meteorología y las de ciencias de la comunicación.

Notas relacionadas:
¿Qué ves cuando me ves?
Hacer diseño vs Vender
Cómo ser un Jesucristo superviral en cinco pasos

Print

Por otro lado, uno encuentra que las carreras duras, que sí son las más requeridas por el mercado laboral, tienden a tener menos alumnos cada año, siendo ésta, una situación ampliamente opuesta a la que sucede por ejemplo en las universidades referidas al diseño.

¿Qué está pasando? ¿Qué se está haciendo mal?
Podemos establecer a priori que son muchos errores e irresponsabilidades de diferentes sectores lo que lleva a esta problemática.
Veamos, que posibles causas pueden afectar a la realidad.

Consumo sin pensar
Las nuevas generaciones, tienen en su ideal, la elección de una carrera corta, de pocos años, cool, divertida y en la que te pagan bien, dicen que muchísimo y a lo que debemos sumarle los siguientes apelativos: ”acá sí puedo expresarme, acá puedo ser yo”.
En mi opinión un gran error por el que ingresan miles y miles de alumnos todos los años.

Vengan, vengan, son Bienvenidos!
¡¡Sí!! dónde mejor que en nuestra universidad para que expreses tus emociones y dejes tu dinero. Mira, todo es impactante, acá no hay sufrimiento, tenemos los mejores profesionales para enseñarte, acá hay salida laboral y las mejores marcas nos consultan sistemáticamente por nuevos “talentos”. Este es el mejor lugar para que tus ideas conquisten el mundo y hagas a las empresas ponerse a tus pies.

La vida cambió
Hasta no hace mucho los padres o mayores podían ser un referente para jóvenes, pero hoy, en un profundo proceso de cambio, con una esperanza de vida extensa, adolescencias interminables y un mercado laboral confuso no deja mucho margen para ser referentes de nada. Las generaciones de cuarenta años, que están entrando en su pico máximo laboral se debaten mareados por no saber bien qué son y para qué están. Podemos citar ejemplos como que un reconocido ingeniero de sistemas puede terminar en una labor hotelera en un abrir y cerrar de ojos porque se cansó de luchar contra un sistema que no lo valoró.
Y el que quedó, mastica bronca a merced de un milagro que nadie sabrá si llegará.

¿Y el Estado y las Empresas?
Bien, gracias por la pregunta. El funcionario del área con pomposa prosa nos recalca que están trabajando fuertemente en incubadoras, los emprendedores se transforman sistemáticamente día a día dando valor a una cadena de y bla bla bla. Un montón de nada, es para mí la mejor descripción ya que todos me muestran la euforia para resguardar su empleo pero ninguno me cuenta el final, el momento de sacarse el rimel, el ver nuestro rostro al espejo después de trabajar y ver pequeñísimos avances para un gran esfuerzo.
Esto no se contrapone con mi pedido de paciencia, estamos hablando que la cuesta tiene un plano inclinado sumamente crítico.

Si bien la naturaleza es cruel, sabia y clara por eso las tortugas de mar nacen de a miles y sólo llegarán al mar unas pocas. Las que mueran serán alimento para las aves y las que lleguen serán las más aptas. Nosotros seres pensantes debemos, podemos y estamos capacitados para tener otras y mejores herramientas de selección. Al menos sin tanta crueldad.

Del ministerio de ideas Brillantes tenemos una propuesta obviamente brillante jefe, ¿y, si trasladamos el caso de las tortuguitas de mar a diseñadores y hacemos un reality con un panel de notables como Donald Trump y Philippe Starck para difundir lo importante del diseño y el genio creativo? Very Cooooool

Ahora me toca a mí
Y a decir verdad, hace rato que decidí no creerme mas esta farsa, no callar y ser cruelmente realista. Quizá un poco de responsabilidad y seriedad no nos vendría mal.
Nosotros, los adultos somos los grandes culpables de esta realidad, a mi me enseñaron bien pero el sistema cambió y mucho.
Trabajo para una universidad que se jacta de tener un doctorado en diseño y soy graduado de una que dicta maestrías de diseño y no paga siquiera el viático y refrigerio a sus docentes (ver Los árboles mueren de pie).

Trabajo para empresas de primer nivel donde las dinámicas diarias no me dejan de sorprender por su bajísima calidad intelectual de proceso profesional y presupuesto, y si les esgrimiera que soy doctor en diseño más que respetarme solamente aumentaría la risa.
Prefiero la carcajada suave que me propinan y no tener que invertir para recibir una mayor.
Que ejemplo puedo ser yo para un veinteañero que recién se inicia en esto, que palabra de aliento puedo dejar y que sana fantasía puedo vender cuando todo me indica que la muerte profesional está a la esquina de la vida para mí y cualquier colega.
Nadie está obligado a darme la razón ni es la intensión de mi escribir, pero, a qué pedido de diseñador gráfico de un aviso podrías calificar sin mentir en un cincuenta por ciento a lo requerido.

Yo con todo lo que puedo aportar no califico a nada porque mínimamente no tengo la edad que piden de un interminable listado de aptitudes que no se convalidan con la trayectoria mínima y sin siquiera asumir que citan manejos de herramientas técnicas, muchas veces innecesarias, cuando están simplemente solicitando un diseñador gráfico.

Yo no soy ni diseño gracias a Mac / PC o al Master que papá me supo pagar. Antes y mucho antes de toda esta vulgaridad se era diseñador porque todos sabían bien que tenían que aprender a “ser” antes que aprender a “parecer”.

Para cerrar me gustó y creo que es bastante radiográfico de nuestra época este tweet de @frasesdelabuelo 
Un gran problema de nuestra época consiste en que los hombres y mujeres no quieren ser útiles sino importantes“.
Como dije en otra oportunidad, ¿por qué deberías creerme?