Sin importar si se trata de una marca, un producto, una institución, un órgano de gobierno, una empresa, un individuo o su conjunto, todos estos entes requieren de una identidad visual y todos son susceptibles al rediseño y mejoras en su imagen y elementos que la componen.

A continuación se enumeran seis consideraciones para  tomar en cuenta siempre que quieras renovar un diseño de identidad visual, sea un logotipo, un isotipo, un imagotipo o un isologo,

1.- El rediseño puede ser parcial
No tienes que eliminar cada uno de los elementos que ya componían al diseño con anterioridad, deja aquello que es funcional, que está vigente o que resulta beneficioso para la imagen.

2.- Piensa en un diseño congruente con la marca
Considera que el diseño que has desarrollado conlleva un mensaje y  que debe tener congruencia con la esencia de la marca o sus productos.

3.- Establece el ánimo del diseño
Tu propio estado actual, tus alcances creativos, el espíritu mismo de un proyecto y las necesidades del cliente son cuatro factores que determinarán el ánimo que tendrá el diseño. Coonsidera este punto y descubre su esencia desde que estés en bocetaje.

4.- Selecciona a conciencia luces, sombras y color
El color con el que decidas transformar o renovar cualquier diseño tiene que ser seleccionado con base en el objetivo del trabajo, su espíritu y -nuevamente- su ánimo. Elige colores funcionales, que estén en tendencia y que sean duraderos, piensa en el brillo que se debe proyectar

5.- Menos siempre es más
Ya que hablamos de ahorrar recursos, el planteamiento abona también a la imagen misma de todo producto de diseño. Y es que la sencillez y economía visual redundan siempre en un diseño más contundente, más claro en su mensaje y de mejor gusto.

6.- Juega con el orden visual
Si vas a replanetar el diseño de una imagen, ¿por qué no pruebas desordenando sus elementos y los vuelves a ordenan, casi de un modo arbitrario? Seguramente surgirán muy buenas ideas para renovar su composición.