Dedicado al diseño, Yuri Suzuki de origen japonés, se encargó de crear máquinas que transforman una serie de líneas de colores en sonidos armoniosos, esto durante una instalación de arte que mezcla las innovaciones recientes con la complejidad de darle un significado subjetivo a algo tan popular como el color.

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Cada que la máquina robótica pasa por encima de un trazo de color emite un sonido único y diferente, algo que nunca se había visto y que nació del problema de dislexia que tiene el propio creador.

Inspirado por su problema, él lleva al diseño lúdico y musical la dislexia, lo entreteje entre líneas, curvas y una composición multicromática que se deja fluir sobre el suelo.

Durante esta instalación, se invitó al público a escoger un color, mezclarlo y rayar sobre para experimentar con el sonido. Tal ha sido el éxito de esta instalación, que el MoMA incluirá dentro de su colección un par de estos aparatos.

Entre la banda sonora generada por los colores, se distinguen algunos sonidos provenientes del piano, la batería y la guitarra, pero con un estilo distorsionado. Para Suzuki el mezclar el diseño con la música es una de sus grandes pasiones.

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