El arte “Kitsch” se caracteriza por presentar piezas que sobrepasan lo pretencioso, el mal gusto y la mezcla o utilización de objetos pasados de moda, estilo que estuvo en tendencia a inicios del siglo XXI, pero que ya está muy gastado y se evita, pero estas fotografías traen de nueva cuenta esta amado/odiado género del arte.

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Pero las fotografías del artista Jason Demarte, las cuales hacen alusión inmediata a lo kitsch, rayan entre lo sublime y lo exagerado al utilizar objetos de la vida cotidiana para insertarlos dentro de fotografías de paisajes.

Para esta serie Jason Demarte yuxtapone sublimes paisajes remotos y productos producidos y procesados ​​comercialmente, tales como Cheetos, donas o golosinas. La pareja dispareja (paisajes y cheetos), pueden enfocarse a ir en dos direcciones, por ejemplo, su trabajo puede provocar un diálogo interesante entre lo que es hecho por el hombre y lo que hace que se vuelva loco, como la comida no natural, en segundo lugar, las composiciones pueden estar aludiendo a nuestro recién descubierto por el placer de consumir estos productos.

Lo que una vez nos dio tanta vida e inspiración (paisajes, fenómenos naturales) es ahora el penúltimo lugar en nuestra lista de cosas agradables a la experiencia. Demarte, sin embargo, presenta este emparejamiento en formas hermosas formas como última instancia, por lo que conviven de una manera que nunca pensamos fuera posible.

Las imagánes resaltan de inmediato al presentar escenarios caprichosos, fuera de este mundo con un toque de surrealismo que que al contemplarlas brindan armonía, tranquilidad y serenidad.

Sobre su trabajo, el fotógrafo comenta: “Represento el mundo natural a través de elementos totalmente antinaturales para hablar metafórica y simbólica de nuestra separación mental, de lo que es ‘real’.”

En lugar de ofrecer una comparación moralizada, alabando lo natural y lo artificial que es una condena, Demarte presenta la extraña belleza que ambas partes tienen para ofrecer.

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