Nos movemos en nuestro ambiente diario sin entender casi nada acerca del mundo.
Dedicamos poco tiempo a pensar en el mecanismo que genera la luz solar que hace posible la vida, en la gravedad que nos ata a la Tierra y que de otra forma nos lanzaría al espacio, o en los átomos de los que estamos constituidos y de cuya estabilidad dependemos de manera fundamental.
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La resistencia del letrista
Excepto los niños (que no saben lo suficiente como para preguntar las cuestiones importantes), pocos de nosotros dedicamos tiempo a preguntarnos por qué la naturaleza es de la forma que es, de dónde surgió el cosmos, o si siempre estuvo aquí, si el tiempo correrá en sentido contrario algún día y los efectos precederán a las causa, o si existen límites fundamentales acerca de lo que los humanos pueden saber.
Estas palabras de Stephen Hawking de su libro Historias del Tiempo, me parecieron ajustadas para definir lo poco que nos conocemos los diseñadores en relación al tiempo y al espacio, lo poco que se dedica académicamente a trabajar cuestiones referidas a medir el tiempo para la creación o la realización de proyectos de diseño.
El tiempo es algo omnipresente en la naturaleza del mundo, dependemos de él pero, como inicia su libro Hawking, poco nos preguntamos o cuestionamos.
Dependemos y regimos nuestra vida en horas, porciones del día, en ahora, hoy, mañana o ayer, una pareja discute porque ella lo espera a él hace más de treinta minutos en una esquina, desde una ventana se escucha a una madre rezongarle a su hijo que dejó para último momento la tarea y un empresario pyme en una mesa de café se queja con unos colegas que su diseñador le está demorando el lanzamiento de sus nuevos productos. Como siempre, todo se corona, con el abultado costo que estamos pasando por hacer unas simples imágenes en una pantalla y todo el rosario de cuestiones más que remanidas.
Siempre escuché decir en la jerga popular que los ingleses acuñaron la frase, “el tiempo es dinero” y si le damos una vuelta de tuerca a esta afirmación a nosotros los diseñadores nos a costado históricamente de sobremanera hablar de dinero. Nos educan como si fuéramos carmelitas descalzas que viven del maná divino que cae del cielo.
Es muy pesado y casi negado hablar de estos dos elementos vitales de una vida capitalista como es el tiempo y el dinero. Hablamos mucho del tema o mejor dicho nos quejamos mucho pero ninguno se ha puesto a pensar en pensarse empresa de diseño y en que forma nos sentamos a la mesa de la negociación, del mundo de los negocios o del capitalismo.
Hay que reconocer que no es fácil hablar de dinero y amor con el tiempo de mediador pero bien las religiones podrían estar en el mismo problema y sin embargo no he visto a ninguna iglesia pobre, todas sustentan muy bien su negocio y no se ponen coloradas si se les pregunta del tema.
¿Es cuantificable la creatividad?
El proceso creativo a priori es subjetivo y no medible en el tiempo, seguramente podría afirmar enfáticamente al mundo que, estoy en busca de una mejor opción y así pasarme toda la vida dando vueltas. De lo que sí me ciento cien por ciento seguro, es que el mundo comercial no nos va a esperar.
En el proceso educativo, el tema tiempo, se aprende indirectamente, se debe realizar una entrega para un día y si no se tiene en tiempo y forma se aprueba o no. La cultura de la noche en vela asume una entidad superior y se la mitifica afirmándola entre nuestro grupo de amigos como nosotros los estudiantes de diseño somos semidioses, no dormimos cuando tenemos entrega.
Pero, alguien alguna vez se cuestionó conceptualmente el término “administrar”, dedicó algo de tiempo a la organización de las ideas o poner en blanco sobre negro el criterio que todo lleva tiempo. Debo aclarar y me arriesgo a certificar que lo dicho está muy lejano de lo genial de las ideas que uno puede lograr. Por eso, a mi forma de ver y de pensar los diseñadores no somos artistas genios en busca de un flash de luz.
El tiempo nos apremia
“Si nadie me lo pregunta, lo sé, pero si trato de explicárselo a quien me lo pregunta, no lo sé“.
San Agustín describe al tiempo de una forma bastante interesante para entender que sucede cuando tomamos conciencia y dimensión y ahí las dudas se nos vienen de a miles.
No creo que desde mi persona tenga la talla para generar definiciones sólidas o hipótesis científicas sobre el diseñador y su relación con el tiempo, pero con ponerlo en debate me deja tranquilo en mi objetivo de traer a este espacio la mirada crítica de nuestra labor.
Al inicio Hawking nos confrontaba con la idea del poco tiempo que dedicamos a pensar en los mecanismos que suceden para que las cosas sucedan.
Todo es tiempo y para mí ya se va haciendo tarde con otras obligaciones que tengo y para vos la atención en seguir leyendo se va acabando. Si dejamos esto acá y vos leíste hasta esta línea de texto estoy muy seguro que continuarás pensando.
Si eso sucede Stephen y yo vamos a estar muy contentos.