En la gran mayoría de los países, las pintas en muros y las expresiones genuinas de creatividad a través del grafiti son penadas por la ley, sobre todo porque casi siempre se trata de la allanación de propiedades privadas y -en algunas ocasiones- del daño a construcciones que pueden tener un valor histórico o patrimonial mayor.

Pero para muchos, sencillamente se trata de rayones que, si bien pueden contener un significado gráfico relevante, afean el aspecto de los muros en las ciudades y para contrarrestar esta situación, a un creativo visual originario de Francia se le ocurrió la idea de “corregir” visualmente estos rayones, borrarlos con pintura y retomar con una tipografía ordenada y legible los mensajes expresados por los llamados “taggers”.

Mathieu Tremblin decidió utilizar el mismo color que las pintas originales y asegurar que el mensaje principal fuera expresado, y el resultado acerca más a los muros a alguna pieza creativa con contenido que al aspecto descuidado y “vandalizado” que suelen dejar las los “tags” en las calles.

Se trata sin duda de una decisión creativa compleja, porque gran parte del valor creativo del tagging consiste en las formas caligráficas que sus autores pueden desarrollar, pero dado que tales creativos actuaron en la clandestinidad para ocupar los muros, ¿qué de malo tiene la “profanación” de tales espacios visuales que, de todos modos, se aprecian con un orden visual mucho más adecuado?

Mira a continuación el resultado creativo de tan interesante propuesta visual.

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