Mickey Mouse, la rana Rene, Beto y Enrique dejaron atrás esa tierna e ingenua personalidad que los caracterizaba para transformarse en toda una serie de delincuentes, asesinos y tenebrosos monstruos que posiblemente ahora acecharan las pesadillas de todos.

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“Sus infancias pertenecen a mí “, dice el artista conceptual Dan Luvisi sobre sus retratos terroríficos de algunos de los queridos personajes de dibujos animados cuyo resultado cae en lo grotesco y asesino. Esta serie escalofriante de Luvisi titulada “Popped Culture”, posee un espejo mordaz a la ética de Hollywood, a la explotación que pasa detrás de las escenas, incluso de las producciones cinematográficas más inocentes.

Acompañando a cada una de sus imágenes dentro de su blog, el artista, que tiene experiencia en los cómics y ha ilustrado a Batman y Superman para DC, incluye historias cortas que describen como Tigger se transformó y el seguimiento trágico de Goofy a la corrupción.

los textos de Luvisi figuran ser absolutamente como una novela de misterio noir, llena de colores oscuros, comensales de mal humor y tazas de café amargo. Los personajes que asociamos a nuestra propia niñez y adolescencia, se endurecieron por años fuera de los reflectores. Los residentes del Barrio Sésamo son aparentemente desalojados y echados a un paisaje urbano genérico llamado simplemente “la calle”.

Seducido por los ejecutivos de la industria, Kermit o Rene, tiene un papel en una película para adultos totalmente cruda y brutal. Los que se niegan a comprometerse por el bien de la industria son derrotados, como es el caso de Gonzo.

A los dibujos animados de Disney les va peor que a todos, transformados de animales adorables en vampiros pesadilla, el cuerpo de Mickey Mouse crece y se afloja con la edad, sus orejas pequeñas y redondas están rasgadas y su lengua viscosa babea y chorrea de hambre. El pico de Donald se abre para revelar filas de dientes emergiendo como garras y cruelmente recubre una masa de tejido; una pequeña gota de sangre mancha su collar. En estas imágenes perturbadoras, encontramos humor y dolor, nos obligan a reconciliar nuestras esperanzas nostálgicas con las realidades de la corrupción de Hollywood.

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