Si hay quien piensa que la labor creativa de un fotógrafo con formación y trabajo profesional puede compararse a la de un aficionado, estas imágenes pueden sacarlo de la duda.

Se trata de un comparativo realizado entre algunos espacios físicos en los que se llevaron a cabo sesiones fotográficas de retrato. La diferencia entre la imagen presentada por los profesionales, en comparación con las que una cámara comandada por un aficionado puede lograr es muy reveladora.

Y es que la formación profesional permite desarrollar un trabajo antes, durante y después de la sesión creativa: todo surge desde que se planean las imágenes, los encuadres, las locaciones, los rincones ideales para desarrollar la sesión y los elementos que acompañarán a los modelos u objetos a retratar.

Durante el proceso creativo se toman en cuenta también varios pasos valiosos y, de ser necesario, se modifican los encuadres para lograr mejores imágenes. La improvisación es un factor que también es de gran utilidad, sobre todo cuando el creativo de la lente tiene la capacidad para virar con éxito el camino creativo que se ha trazado.

Por su parte, el proceso posterior de las tomas consiste en la estabilización, control de contrastes, utilización de filtros, retoque, reencuadre y todo lo que sea preciso para mejorar las imágenes y mostrarlas con toda la calidad fotográfica que la sesión amerita.

Mencionamos sólo algunos de los pasos y diferencias sustanciales que existen entre un profesional de la fotografía y un aficionado. Sin embargo, ello no debe desanimar a nadie… la práctica y el entendimiento de esta especialidad de la creatividad visual son el primer paso para mejorar poco a poco.

Por lo pronto, puedes observar a continuación en qué consisten las diferencias entre un profesional y un amateur:

 

FOTOGRAFIAS PRO CONTRA AMATEUR

Imágenes: Bored Panda