¿Vas a entrar a tu primer trabajo y no sabes ni qué onda con tu sueldo, seguro social, prestaciones? En esta columna dedicaremos algunos textos para que te enteres y no llegues tan perdido.

Una vez una alumna en uno de los últimos semestres me pidió permiso para ausentarse. Estaba compitiendo por un puesto de becaria en una agencia de publicidad y le habían pedido una prueba de diseño que debía entregar justo a la hora de clase. Estaba en caos porque el tiempo le había jugado chueco y creía que no terminaría. Finalmente no se quedó, pero la experiencia ganada en este proceso le ayudaría a posteriormente colocarse en lo que sería su primer trabajo formal.

En otra ocasión tuve otro alumno que me dijo que quería trabajar conmigo. Le dije que no tenía espacio —lo cual era cierto—, pero siguió insistiendo. Al terminar el semestre me pidió una cita para que criticara su curriculum. Era una trampa, una excusa para refrendar su interés en trabajar en el estudio. No pude negarme, creo hubiera sido un error no contratarlo después de tanto interés. No me arrepentí.

Mi primer empleo lo obtuve un poco a la fuerza, en el tercer semestre de la carrera, el hermano del jefe de mi hermano, que tenía un taller tipográfico, necesitaba de alguien para terminar un proyecto que le habían dejado a la mitad, se trataba de un libro diseñado en Ventura Publisher. No me quedó de otra más que ir a la entrevista, que más que eso, se trató de una contratación inmediata, ya que en ese mismo instante comencé a trabajar dada la premura de tiempo.

Todos llegamos a nuestros primeros trabajos bajo circunstancias muy diferentes, hay quienes empiezan aún en la universidad (lo que es más deseable) y otros hasta que empiezan a encontrar sus días postuniversitarios vacíos, unos por necesidad, otros por obligación y otros por gusto. Lo que es innegable es que ese primer trabajo resulta un poco fuera de control, dada nuestra inexperiencia, no tenemos opciones o no estamos en posición de decidir más allá de lo que nos ponen frente al escritorio. Domina nuestra inmadurez laboral y dependemos de nuestro carácter y un poco de la buena voluntad del contratante.

Por ello hoy quise dedicar unas líneas a todos aquellos estudiantes y recién egresados que están en esta aventura y a veces la pueden encontrar un poco descorazonante, ruda y salvaje. ¿A qué tienes derecho? ¿Qué debes preguntar? ¿Hay trampas en la contratación? ¿Qué tal es tu primer trabajo?

Tus derechos laborales

a) POR NÓMINA

La Ley Federal del Trabajo contempla muchas formas de contratación. La que debiera ser más común es la contratación «por nómina» y que implica todas las prestaciones de ley, que son, entre las más importantes:
• Protección del Seguro Social, incluyendo comenzar con tus cotizaciones para tu retiro.
• Aportaciones para tu Afore e INFONAVIT. El Afore es el fondo de retiro, del cual te descuentan una parte a ti y otra la pone el patrón. El INFONAVIT es otro fondo para que en un futuro puedas comprar una casa a través de un crédito combinado con la cantidad ahorrada. Una parte la pones tú, otra el patrón y otra el gobierno.
• Seis días de vacaciones una vez que hayas cumplido un año. Estos días los puedes disfrutar sin que te descuenten tu sueldo y además, deben darte el 25% adicional por cada día.
• Quince días de aguinaldo al terminar el año o un proporcional de acuerdo al tiempo que lleves trabajando ahí.

Este modo de contratación implica parte de tu sueldo te será descontado. Entre las deducciones están: el Impuesto Sobre la Renta (ISR) y tu aportación al Seguro Social que incluye también las del Afore e INFONAVIT. La cantidad suele variar, ya está determinada por porcentajes atados a tabuladores, de tal forma que si ganas el mínimo tus descuentos son prácticamente inexistentes. Si ganas $10,000 pesos tus descuentos pueden estar en un rango del 15 al 20 %.

La contratación la puede hacer directamente la empresa o a través de una empresa de outsourcing o Recursos Humanos. Lo que debes fijarte muy bien, es que lo que te pagan esté declarado al 100% en el Seguro Social. Lamentablemente muchas empresas buscan contratarte por un sueldo, pero declaran al Seguro Social que tu sueldo es mucho menor. A veces te ofrecen la diferencia a través de un bono o en efectivo, argumentando que no se te descontaría nada de tu sueldo. Es cierto y suena tentador, pero toma en cuenta que eso influirá en el fondo que crear para tu retiro y el préstamo que en determinado momento necesites para comprarte una vivienda a la largo plazo. No importa si se trata directamente de la empresa o con un outsourcing, tú puedes verificar que una vez que hayas comenzado a trabajar estés registrado en el Seguro Social con tu sueldo real por medio de internet.

Para trabajar en este formato debes darte de alta en el Seguro Social y en el SAT (Servicio de Administración Tributaria). Es muy fácil y sin que ello signifique que tengas que hacer declaraciones.

b) POR HONORARIOS

Por honorarios es el equivalente a que te conviertes en tu propio jefe, realizando proyectos para diferentes empresas. El término surge por una figura que hoy ya no existe, y que es trabajar como si fueras un proveedor. Este formato se utiliza más cuando te contratan para hacer un trabajo determinado, cuando tienes otros proyectos con otras empresas o clientes o por un periodo de trabajo específico, aunque también puede usarse para proyects indefinidos, es decir, una contratación formal.

Bajo este esquema debes darte de alta en el SAT como Persona Física con Actividad Empresarial o obtener tus sellos fiscales para elaborar facturas. En este esquema no tienes derecho a Seguro Social, INFONAVIT ni Afore, pero lo bueno es que cobras adicional a tu sueldo el 16% de IVA correspondiente, el cual puedes deducir con facturas, especialmente relacionadas con tu trabajo y entre otras cosas, la gasolina de tu coche o gastos de transportación, algunos servicios médicos, entre otros.

También para trabajar en este esquema, es conveniente que te asesores o te hagas de los servicios de un contador, para sacarle mayor rendimiento a tus ingresos.

c) POR ASIMILADOS A SALARIOS

Cuando te contratan bajo este régimen, es un poco parecido al anterior, con la diferencia que no tienes que dar facturas en cada pago. La empresa te paga semanal, quincenal o mensualmente (de acuerdo a como lo hayas acordado con ellos) y te genera un recibo de pago debidamente registrado ante el SAT (CFDI). La empresa se encarga de pagar los impuestos correspondientes y al final solo debes armar tu declaración anual —que es muy fácil usando el portal del SAT—.

FINALMENTE

A mucha gente le pagan en efectivo, y a la mayoría de las personas no les importa, piensan que no importa de dónde viene su sueldo, siempre y cuando les paguen a tiempo. Hoy en día las cosas son muy diferentes y te podrían estar usando. Procura que cuando te hagan cada pago, cerciorarte que lo están haciendo de forma lícita, y que no tendrás problemas posteriores. De entrada usar efectivo se vuelve cada vez más difícil, especialmente para operaciones grandes, como comprar un auto o una casa.

Si estás trabajando en una empresa formal, pide que tus pagos sean transparentes.

La próxima entrega hablaremos sobre los outsourcings y cómo saber si la empresa que te contrata lo está haciendo de forma legal.

Design Lifer
Diseñador gráfico con maestría en diseño editorial por la Universidad Anáhuac y con cursos de Publishing en Stanford. Actualmente dirige MBA Estudio de Diseño, dedicado al diseño editorial, identidad y publicitario, además de realizar scounting y contratación de talento de diseño para diferentes empresas. Es profesor en la Universidad Anáhuac y la UVM. Le gusta la caligrafía, tipografía, la música y la tecnología.