Se suele decir que se ama con el corazón, pero, para ser precisos, los seres humanos amamos con el cerebro. Cuando uno se enamora “locamente”, se activa una red neuronal denominada sistema de recompensa cerebral. Esta red está asociada con la motivación, el placer, la gratificación emocional y el intenso deseo.

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PASION

Las palabras del neurólogo y neurocientífico Facundo Manes sirven a priori para poder delimitar y explicar los espacios entre la emoción y la razón.

En ámbitos creativos o espacios universitarios apelamos repetidamente que hace falta poner pasión para trabajar. Pero sabremos dimensionar o entenderá bien el receptor ¿qué es la pasión por el diseño?

El diccionario dice que la pasión es un sentimiento muy intenso que domina la voluntad y puede perturbar la razón, como el amor, el odio, los celos o la ira.

Si esto es lo primero que proponemos para hacer diseño entiendo que en algo debemos estar fallando porque a decir verdad si el acto de diseñar con pasión va a tomar por asalto mi razón, mejor me dedico al arte.

Primero deberíamos entender que, básicamente decidimos con las emociones que derivarán de la selección de los análisis obtenidos dentro de una compensación costo-beneficio.

Entender que lo que hacemos o que el desafío incierto de un nuevo trabajo es mucho más placentero asumirlo que dejarlo, es quizás un primer camino a tomar para saber entender que es esto que posiblemente llamaremos pasión.

A decir verdad mirándome frente al espejo y después de unos treinta años dando vueltas alrededor de la gráfica nunca sentí que me explotara la cabeza por diseñar ni nada que se le asemeje a la imagen de un volcán en plena actividad.

La pregunta sería si hago esto con pasión, sería muy simplista decir solo que sí. Uno hace diseño para vivir, para expresarse, para disfrutar y para enojarse mucho con algo que entiende que es posible de transformar.

Entiendo que trabajaría por necesidad de lo que sea pero el tener bien claro que soy diseñador mi única y primordial preocupación es tener trabajo de diseñador y ahí seguro pongo como el primer día mucha pasión.

El límite entre trabajo y placer es de un ida y vuelta constante, algo que hace muy difícil y hará muy difícil siempre nuestra relación con el costado comercial de la profesión.

Qué parte del todo te gusta más, porque la pasión no tiene costo, el amor no tiene precio y hasta somos capaces de regalarle la luna a quien amamos pero, quién puede establecer bien los límites entre el hacer y el vivir.

Se debe ser diseñador de tiempo completo pero sin confundirse y con el debido respeto a semejante afirmación que estoy dando.

Y por acá es donde se nos pueden empezar a distorsionar los términos emocionales. El famoso AMOOOO hacer diseño de la descripción del avatar de red social no hace más que desnudar las adolescencias naturales de tiempos y generaciones de estudiantes. En tiempos donde “el quiero ser” y “el ya soy” son tan cortos y sin transiciones, pasar del amor a la decepción en tan simple como abrir y cerrar los ojos.

El mundo no ofreció ni ofrecerá un futuro promisorio, pero al presente debemos sumarle que el simple acto de estudio no deduce en una acción transformadora, cuestión que genera grandes decepciones como las tan vistas entre los grupos de redes sociales.

Del muro de Facundo Manes destaco algo que entiendo puede ayudarnos a entender una posible solución. Así como Jorge Luis Borges dijo que la creatividad está ligada a la adversidad, la felicidad es un fin en sí mismo y no exige nada, mientras que el infortunio debe ser transformado en otra cosa.

Podemos pensar entonces que la mayor potencialidad que tenemos como comunidad es el reconocimiento de la carencia y de los recursos para transformarla en virtud, la memoria para aprender y la pasión para movilizarnos; y la búsqueda obstinada de la solución. La creatividad resultará así nuestro recurso más valioso para construir el futuro deseado.

Será así entonces, poner pasión es ponernos en movimiento en pos de, como eso que muchas veces uno puede oír por ahí cuando se dice que el diseñador debe ser inquieto. En nuestra profesión no hay pasividad y los diseñadores debemos detectarla para como dice Manes buscar obstinadamente la solución.

De las frases de sobrecito de azúcar o de galleta de la suerte me quiero quedar con esta que puede figurarnos bastante que es esto de diseñar con pasión.
Las pasiones son buenas, siempre que eres dueño de ellas y son malas cuando te esclavizan.