Tras la gloria deportiva que representa la justa olímpica de cada cuatro años, algo que se ha vuelto recurrente -sin importar el nivel de desarrollo o bienestar social de la ciudad sede- es el olvido que las instalaciones deportivas e infraestructura suelen sufrir.
Los gastos de los juegos de Río de Janeiro, por ejemplo, se calculan en unos 2 mil 300 millones de dólares, lo que generará un endeudamiento público importante para los próximos años.
Ya tendrán que ponerse de acuerdo ellos para saber cómo pagar… en México, por ejemplo, los juegos de 1968 implicaron el impuesto sobre tenencia vehicular, cobro que duró ininterrumpidamente más de 40 años.
Además del costo monetario, la problemática surge cuando las instalaciones arquitectónicas que se elaboraron para los juegos no se pueden destinar al bienestar social y posterior vida cotidiana de las ciudades.
Lo ideal sería que las canchas, piscinas, espacios culturales y estadios se integraran a la comunidad, generaran integración social y significaran además una posibilidad de obtener recursos. Tristemente, muchos de esos espacios se quedan en el abandono con todo lo que ello significa.
Te mostramos a continuación algunos ejemplos de instalaciones olímpicas en el abandono tras la gloria olímpica.
Imágenes: BBC y La voz del muro