Si caminas por los pasillos de cualquier museo de arte moderno, no resulta inusual escuchar comentarios como: «Yo puedo hacerlo mejor», «¿A poco eso es arte?» o un simple y sincero «no lo entiendo». Lo cierto es que una obra de arte se puede desdoblar en un sinnúmero de adjetivos y sentimientos difícilmente articulables.

Pero en sentido opuesto, también es seguro que has oído comentarios un tanto falsos o de pose tratando de explicar una obra, en qué estaba pensando el artista o simplemente una interpretación personal de lo que se está viendo.

Soy fanático de los museos de arte —debo confesar— especialmente por una clase que tomé en la maestría. En ella, en un momento de desnudez intelectual le pregunté a la profesora en qué debe fijarse alguien cuando ve una obra de arte, en qué modalidad hay que poner la mente para entenderla.

—¿En qué me debo fijar cuando veo arte moderno?— Fue la pregunta que atrajo toda la atención del grupo.

—Es una pregunta muy sincera—, me respondió con mucha emoción, como si le hubiera dado pie a toda una serie de conceptos como si los hubiera aprendido de memoria.

Las palabras exactas después de aquella clase no las recuerdo, pero sí el razonamiento que tuve con la explicación, especialmente la liberación de no tener que quebrarme la cabeza para entender lo que la obra era o lo que el artista estaba tratando de decir.

Antes de esa clase, recuerdo que me paraba frente a los cuadros o instalaciones y examinaba cada objeto, buscando la relación que había entre cada una de las partes que la conformaban. A final de cuentas, ni estaba viendo ni estaba disfrutando, a veces sentía el cerebro un poco hinchado por la frustración de salir sin haber entendido nada, y aunque pretendiera encontrar algún sentido, pensaba que sin el contexto adecuado no funcionaría cualquier adjetivo que quisiera asignarle.

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La guía DesignLifer para ver arte

Uno, el que te guste el arte moderno no significa que te tiene que gustar todo el arte moderno. Ni siquiera tienes que tener definido qué tipo de arte de gusta y cuál no, no debes pertenecer al club de fans de equis o ye corriente.

Dos, No es necesario sobreestudiar el arte. Cuando el artista lo crea, trae un sentimiento atrapado que buscar a gritos salir a través casi siempre a través de sus manos. Sin embargo, no es precisamente lo que tienes que sentir tú cuando te enfrentas a la obra. De eso se trata, de que tú sientas algo, y por lo mismo resulta incontrolable, luego entonces lo que sientas/entiendas es legítimo y con ello puedes darte por satisfecho (Aunque si vas con alguien que te gusta pretenderás encontrarle tres pies al gato).

Tres, no tienes que recorrer todo el museo, no tienes que ver todas las obras. No es una asignación de escuela (a menos que sea una asignación de escuela), pero en realidad se trata de encontrar un disfrute en lo que ves. Por lo mismo, la obra no juega un papel solitario, sino como parte de un entorno. Qué bonito se siente ver un cuadro bonito en una pared bonita, con un piso y techos bonitos y con una iluminación bonita. Por lo tanto, si ya estás muy cansado y aún te faltan 20 salas por recorrer, puedes simplemente acercarte a la que más llama tu atención, dejando a un lado todas las que pasan a un segundo plano.

Cuatro, por lo mismo, recorre el museo de arriba para abajo. Psicológicamente si empiezas por arriba, lo que sigue es bajar, y ya sabes cuánto falta para el piso. De otra forma te cansas más sin saber cuánto te falta por recorrer.

Cinco, a diferencia del diseño, se vale decir «me gusta / no me gusta», de eso se trata el arte en los museos. Piensa si te gustaría ver ese cuadro del hombre desnudo y con las vísceras de fuera en la sala de tu casa. No tiene que funcionar, solo debe provocarte algo.

Seis y última. Quizá no te sientas un experto en arte, o incapaz de hacer una curaduría, pero es un hecho que tu opinión vale ante ti y por lo mismo, puedes ver el cuadro sin necesidad de tener todo el contexto que lo rodea. Obviamente si lo tienes está padre, porque podría cambiar tu perspectiva y hasta gustarte más, pero si no es posible, así déjalo, finalmente los museos son lugares democráticos, no solo para conocedores y artistas.