Existen clientes que creen tener la verdad absoluta y esa actitud los hace desconfiar y hasta demeritar el trabajo que como diseñador eres capaz de realizar.

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Y no es que con esa actitud ellos prefieran prescindir de tus servicios, más bien tu actividad se volverá un poco más compleja porque estarán todo el tiempo sobre ti, opinando, pidiendo cambios y ello hará tu labor más compleja y fatigante.

Si bien tú tienes el poder de decisión para saber con quién sí y con quién no trabajar, lo cierto es que en ocasiones no tendrás más remedio que aceptar a ese tipo de clientes, por ello te tenemos algunos consejos con los que podrás sobrellevar esta situación.

1.- Pregúntale todo al cliente
Define cada punto del proyecto junto con el cliente, establece plazos, precio y, sobre todo, qué es lo que quiere el cliente que hagas. Todo ello ponlo por escrito y siempre que el cliente quiera hacer alguna adecuación remítelo al acuerdo que hicieron en un principio.

2.- Uno crea y el otro paga
Establece muy bien la diferencia entre quien se encarga de la labor creativa y quien se encarga de pagar por esa labor. Es obvio que cualquier trabajo visual no existiría si no hubiera quien lo encargue, pero si te lo pidieron a ti es porque tú eres quien lo sabe hacer… díselo al cliente (claro, con la mejor actitud).

3.- Define límites
El respeto y sus normas deben ir desde donde estás tú hacia el exterior, pero también eso se debe regresar del cliente hacia ti. Establecer un marco de respeto es primordial para trabajar un cliente que probablemente desee inmiscuirse en todo… si bien seguramente vas a tenerlo todos los días y a todas horas al teléfono o en reuniones de trabajo, es importante que establezcas horario y días para ello.

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Fuente: Specky Boy