Poco dinero en la cartera y muchas deudas pendientes, la lejanía de nuevos días de asueto, un clima gélido de invierno y el estrés de cada lunes hacen la mezcla perfecta para que el tercer inicio de semana durante el mes de enero sea denominado como Blue Monday.

Este concepto se acuñó hace una década por cuenta del psicólogo británico Cliff Arnall, quien al percatarse de que todas las variables antes mencionadas inciden en el ánimo de las personas y en esta fecha se pueden acumular más.

La ocasión comienza a ser aprovechada por las marcas para colocar sus productos y tratar de influir en el ánimo de las sociedades consumistas para que se pueda dar un pequeño repunte en las ventas y afrontar la -llamada en México- cuesta de enero con mayor facilidad.

¿Y por qué azul? Recuerda que este es un color que se relaciona, a nivel de la percepción mental, con estados de ánimo más bien bajos. En muchas partes del mundo al azul se le relaciona directamente con estados depresivos y con la tristeza misma.

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Como hemos analizado en este mismo espacio en otras ocasiones, el azul se relaciona directamente con sensaciones de paz y pasividad, situación que puede llevar a la mente a procesos de aletargamiento que deriven en tristeza y hasta depresión.

En medio de estas sensaciones que es capaz de infundir el azul, al color se le ha relacionado con la tristeza y hasta se le ha denominado de esta manera.

Pensemos en la llamada “tristeza azul” que es un estado de ánimo que predomina en algunas regiones del hemisferio norte en donde los inviernos son sumamente crudos y durante meses se vive con la ausencia de la luz solar (acaso una penumbra durante algunas horas en el día).

Para darnos una idea del significado que el azul adquiere para determinar estados de ánimos, recordemos que en el plano musical se le dio por llamar blues al género que describe estadios depresivos y situaciones de melancolía.

Y a ti ¿te parece que el azul es el color de la depresión?

 

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