Entre las polémicas más sonadas durante la gestión del actual presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, puede mencionarse la puesta en venta de la aeronave oficial destinada a los viajes del gobernante y su comitiva.

Desde su campaña electoral, una de las promesas del ahora mandatario fue deshacerse de este pasivo y para hacerlo acuñó una expresión que se volvió célebre: “Ese avión no lo tiene ni Obama”, en relación a que los costos de su adquisición y mantenimiento fueron muy elevados durante las gestiones de sus antecesores, Felipe Calderón Hinojosa y Enrique Peña Nieto.

Cuando tomó posesión al frente de la administración federal, López Obrador dispuso que el avión se trasladara a un hangar en California, Estados Unidos, y aunque se habló de varios probables compradores, nunca se concretó la transacción, por lo cual el mandatario ahora abre la posibilidad de organizar un sorteo organizado por la Lotería Nacional  a partir de la generación de seis millones de cachitos con un precio de 500 pesos cada uno.

Pero más allá de la factibilidad de esto, lo que llama la atención es el hecho de que la aeronave no haya podido ser vendida y la respuesta a ello tal vez radica en su diseño, el cual se conforma por ciertas amenidades y características que lo hacen sumamente costoso.

Entre otras características, este modelo Boeing 787-7, bautizado como el prócer de la Independencia de México, José María Morelos y pavón, cuenta con unos 57 metros de longitud y capacidad para transportar hasta 80 pasajeros.

El costo de la aeronave, según informa el sitio web Milenio, habría sido de 7 mil 560 millones de pesos, a lo que hay que sumar los gastos que genera su mantenimiento y y su