Más del 50% y menos del 80% de los egresados universitarios manejan la economía informal. No se me ofendan. Cada 24 horas surgen y resurgen mentes que durante su carrera fueron sumergidos en lavadoras con el mejor suavizante y el mejor jabón posible para que creyeran que iban a conseguir el trabajo adecuado.

Saliendo de la graduación verías al mundo como una simple canica. ¡Rayos y centellas! Me temo que no fue así. El porcentaje antes mencionado incita en la alta demanda estudiantil, pero muy baja oferta en credencial corporativas.
Seguramente la opción es un año sabático o intentar estudiar un MBA (error), pues estarás con 0% de experiencia, pero muy bien preparado. En resumen entrarás en la burbuja de: “lo siento, estás sobrevalorado o subvalorado para nuestras exigencias corporativas”.

¿Qué te queda? Ser independiente. Manejar cuentas que siempre has querido desde CM hasta planeación de diseño estratégico. Tu libertad es estandarizada según tus demandas. La sociedad te presionará al igual tu percepción de incentivar lo que siempre has deseado hacer. El millonario joven y proactivo. Aquellos o aquellas que dieron en el clavo para hacer la APP de la década o del año.

Enriquecimiento inesperado, desfasado y poco asesorado. Seguramente el patrón a seguir es uno de ellos. Ir a conferencias con una camiseta A.E., pantalones rotos, barba descuidada, pantalón deslavado y roto. Mientras que tu cuenta de banco está muy de color verde.

En fin. Ese es el sueño de todos e incluso el mío. El porcentaje es alarmante pues gracias a ese número cada vez el graduando emprende un negocio por su cuenta. Su mejor amigo que siempre fue malísimo en mate, ahora es el financiero, el que toda su alimentación se basó en microondas va ser el que decide que tipo de restaurante quiere poner en la colonia.

De economía formal a racional y mensurable, pero muy mal asesorada. Poner un negocio debe de estar bien diseñado. Piensa en donde le vas a dar más fuerza y valor. Si en la característica técnica del producto o servicio. En el precio. En el servicio o atención al cliente o simplemente en la percepción.

Adecua tu investigación con el concepto y el mercado meta. Aquí es donde si a ti no te gusta, pero al mercado meta sí. Te tienes que chin…. (con todo respeto). Define y redefine hasta que tanto el cliente final y tu como proveedor estén dentro de la misma página.

Ya sabes que no es lo mismo el B2B que B2C. Mucho menos vender un servicio que un producto. ¿Se lo vas a vender al consumidor o al retailer?. Sí o sí tienes que definir tu objetivo de utilidad y tu complemento.

La parte romántica se acaba cuando te enfocas más deseas la utilidad. Pues de un hobby pasa a ser tu negocio complementario o central. Los start ups. Es una fácil solución a todo esto pues su nombre lo dice todo. Pero no quiere decir a que lo hagas de una manera ineficiente, ni de mala calidad.

No todos nacimos para emprender. No todos nacimos para ser godín. Pero sí todos nacimos para hacer el bien y para sacar adelante nuestros retos, nuestras expectativas a través de un bien acumulado y deseado. Siempre cuando pidas, ofrece y cuando des no recibas nada a cambio pues cuando sea el timing perfecto lo recibirás al doble. Feliz lunes, raza (banda).