Como bien dijo Ana María Olabuenaga: «Es el primer lunes de un nuevo México» y llega con nueva imagen, con las redes llenas de comentarios pidiendo y ofreciendo puntos de vista de la nueva identidad, tipografía, colores, personajes, jerarquías y retórica se interpretan una y otra vez. Yo quisiera dar mi opinión al respecto, pero primero establecer una línea: ¿Cómo se critica una identidad? Mejor dicho: ¿Desde dónde se analiza?

Se trata de un gobierno en el casi más de la mitad votó a favor, pero el resto, más de 47%, lo hizo en contra. No se puede emitir una valoración objetiva sin que esté ligada a los principios políticos que, esta vez parecieran quedar lo suficientemente claros: quienes están a favor y en contra. Lamentable o afortunadamente es imposible —como mexicano— rehuir la responsabilidad de ponerse de un lado u otro de la balanza, ya que al parecer los puntos medios quedaron eliminados. Alguien a favor del nuevo gobierno verá la imagen con ojos de amor y aunque quisiera parecer lo suficientemente neutral, difícilmente desligará el valor de lo que ve a su forma de pensamiento. A final de cuentas son lo mismo y no funcionan una cosa sin la otra. Y lo mismo en dirección contraria, todos los detractores estarán en la misma situación.

Aún así hay matices, hay autoridades en la materia y su abordaje desde diferentes visiones. Grupos feministas o en pro de igualdad de género la criticaron por no tener mujeres —aunque quienes protagonizaron cada una de las llamadas “transformaciones”fueron hombres, tan siquiera en el rol de liderazgo—, y es tan solo un ejemplo de la manera en que la atención se diversifica en diferentes, la realidad personal.

Vamos por temas

La imagen fue gratis. Desarrollada por Juan Pablo José y Erick Salgado, fue obsequiada al nuevo gobierno, lo cual muchos detractores vociferarán que es “diseño gratis”, pero finalmente creo que es mucho más valuable que parta de la mente de profesionales, sin que estuviera de por medio un concurso de tiro al blanco donde todos pueden participar. Ello garantiza también ciertos temas que quedaron pulidos desde un principio, como la selección tipográfica, los espacios y proporciones así como el comportamiento de la identidad corporativa.

El hecho que se use una fuente patinada le da seriedad, pero no ve al futuro, sino al pasado.  Su existencia se antoja más de carácter conservador que mirando hacia adelante, misma crítica que siempre tuve con respecto al gobierno anterior, que pregonaba “Mover a México” usando una fuente con características trajanas, de antes de Cristo. GMX, al ser bold, hace mucho más pesada la mancha tipográfica y cuando se hace muy pequeña hasta pareciera borrosa. Se vuelve más fuerte, autoritaria y lejana.

¿Cómo analizar la nueva Imagen del Gobierno de México? Desde sus elementos básicos como gama cromática, tipografía, personajes, etcétera.

El otro punto que hace ruido es la gama cromática. ¿El guinda es un color feo o no corporativo? No. Pero el contexto en que se usa denota en primera instancia el color del partido del cual es originario. La tendencia de los últimos dos gobiernos fue optar por una identidad colorida, representando apertura e inclusividad. Esta, por el contrario, segrega automáticamente a quien no comulga con el partido recién llegado al poder.

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La imagen en general está compuesta por demasiados elementos, lo cual no hace la tarea fácil al momento de su planteamiento económico. Dependerá solo de la personalidad tipográfica y color para que siga manteniendo su contexto y aún así, la jerarquía en los elementos compite todo el tiempo contra sí misma. Se hace sentir la imagen más como conmemorativa a un evento histórico, como la “Cuarta Transformación”, donde únicamente falta su protagonista, Andrés Manuel López Obrador, como arropado por los próceres ilustrados. Así la imagen da esa sensación de monumentalidad e intimidación más que de cercanía o que sea amigable. Esto último, especialmente, es lo que me hace dudar en la efectividad del mensaje, aunque creo que más bien, termina por definirlo.

Hacia 2011, año en que se celebró el bicentenario de la independencia, se utilizó una imagen parecida, colores sobre la misma gama, sólo que el contexto histórico —más no representativo de una actualidad—, le daba un sentido diferente a cómo se percibe el actual, que más bien pareciera buscar la pertenencia a un partido o corriente de pensamiento que a México, cuyos colores hablan por sí mismos en cualquier tipo de aplicación que busque al país como protagonista de una esfuerzo —no a Morena—.

Finalmente, una disculpa, quizá criticar la identidad de algún gobierno en Australia o Azerbaiyán pueda hacerse desde un lugar más neutro, pero repito, no se puede establecer una crítica sin tener una perspectiva clara de su significado y actuación entre el público al cual se dirige.

 

Diseñador gráfico con maestría en diseño editorial por la Universidad Anáhuac y con cursos de Publishing en Stanford. Actualmente dirige MBA Estudio de Diseño, dedicado al diseño editorial, identidad y publicitario, además de realizar scounting y contratación de talento de diseño para diferentes empresas. Es profesor en la Universidad Anáhuac y la UVM. Le gusta la caligrafía, tipografía, la música y la tecnología.