Acabo de ver una publicación en LinkedIn donde una mujer exhibe la respuesta después de un proceso de selección donde le dicen que está sobrecalificada para el puesto que aplicó. Tiene más de cuarenta años, por lo que hace sentido el calificativo, tiene más experiencia de la que se necesita en el puesto.

En el atrevimiento de generalizar a este grupo de la población, quisiera analizar ciertas cuestiones que creo son más que pertinentes y aplicables en ambos lados, tanto para quienes están renuentes a contratar a gente del cuarto piso y hacia arriba, como para quienes aplican y no se quedan por estar sobrecalificados. Todo en un afán de reflexión donde se tiran sacos y a ver quién se los pone. Si estás en esta categoría, piensa cuál de estas circunstancias te aplica y si eres capaz de revertirlas:

Encuentra el motivo real. En primer lugar piensa que las empresas te ponen la etiqueta de «sobrecalificado» para no herir tus sentimientos. Es bien difícil decir la razón real por la que no te contemplaron. Primero y antes que nada, debes preocuparte por deducir las razones reales. Si eres capaz de saberlas, entonces puedes contrarrestarlas.

¿Sobrecalificado? Lo que debería ser una virtud casi siempre termina jugando en contra. La sobrecalificación muchas veces dista de ser la verdadera razón o solo la muestra parcialmente.

Una respuesta así puede ser por el temor de que alguien que quizá viene de un puesto gerencial o directivo y está buscando una posición menor, rápidamente se hartará y terminará yéndose a la primera oportunidad. En otras palabras, está urgida por trabajar y aceptará cualquier cosa para ya después, con más calma, ubicarse en su posición real.

Otro motivo puede ser la actitud. A los cuarenta ya nos la sabemos todas y muchas veces la experiencia resta la espontaneidad y frescura que alguien más novato ofrece.  Seguramente tu currícula y portafolio son perfectos, destilas experiencia, pero inconscientemente siempre viene acompañada de vicios. Alguien proveniente de una empresa grande e institucional a una más pequeña, será poco tolerante, querrá imponer su propio estilo, necesitará lucirse o justificar su contratación siendo más dueña del puesto.

Hay que vestirse con un poco de la humildad que tienen los primerizos para entender que nadie quiere contratar a alguien que sabrá tanto, que no estará dispuesto a aprender, experimentar y adaptarse. Finalmente es lo que buscan cuando contratan a alguien más joven. Toma en cuenta lo que los chavos hacen para encontrar empleo. Seguramente ya no sientes los mismos nervios y eso hace que descuides algunos factores esenciales, como investigar la empresa para la que aplicas o adelantarte y encontrar las maneras en que crees que tu experiencia encaja mejor.

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Otra razón de peso para no contratar a gente de cuarenta y más son la series de compromisos adquiridos. Es muy probable que tengas familia y una vida que cuidar. Alguien novato está dispuesto a sacrificar eso con tal de hacerse un espacio y subir en el escalafón laboral. Lamentablemente no hay forma de evadir este tema, pero sí existen contrapesos que debes saber explotar.

Otro motivo importante por la que la mayoría no logra contratarse es porque están buscando en puestos y lugares equivocados. La sobrecalificación aplica perfectamente, pero es algo que debes detectar antes de aplicar para cualquier puesto. Si por alguna razón ajena a tu desempeño te quedaste sin trabajo, lo peor que puedes hacer es buscar un puesto al mismo nivel. Vivimos en una sociedad donde el crecimiento siempre es bien recompensado y exigido laboralmente. Si llevabas cinco años como coordinador, aplicar para el mismo puesto indica una sobrecalificación por defecto. Lo mejor que puedes hacer es tomar primero un curso de actualización para después buscar un puesto y sueldo mayores.

Aquí existe una gran diferencia entre hombres y mujeres. Si hay una vacante donde se piden 10 requisitos, los hombres aplican aún y cuando cubren menos de la mitad, las mujeres prefieren no aplicar por no sentirse a la altura. Buscar un nuevo trabajo implica un riesgo, concentrarse en puestos del mismo nivel es jugar seguro, especialmente cuando no tienes empleo y crees que por llenar todos los requisitos y encajar perfectamente serás declarado el poseedor del escritorio vacío.

Lamentablemente vivimos en un país donde la gente de cuarenta y más sufre porque no es valorada, las empresas son renuentes a inclinarse a ellas sobre millennials, pero es la realidad en la que vivimos y lo mejor que podemos hacer es prepararnos para enfrentarnos a ella.

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Si tú estás es una posición de decisión para contratar gente, quizá deberías hacer espacio a la gran cantidad de talento que implica contratar a gente madura. A cambio de aspectos que crees que solo la gente joven te puede dar, como frescura o deseos de aprender, ellos ofrecen estabilidad, toma de decisiones responsables, valoración de las ventajas que ofrecen los empleos modernos y la madurez para enfrentar problemas y situaciones que se presentan en el día a día.

Lograr una combinación de diferentes experiencias y edades en grupos de trabajo enriquece y ofrece soluciones más ricas y nutridas.

Lo único que debes hacer es concentrarte en seleccionar a candidatos que muestren aún el hambre de aprender, especialmente en el mundo laboral moderno. No conozco a nadie que los haya contratado y se haya arrepentido.

Diseñador gráfico con maestría en diseño editorial por la Universidad Anáhuac y con cursos de Publishing en Stanford. Actualmente dirige MBA Estudio de Diseño, dedicado al diseño editorial, identidad y publicitario, además de realizar scounting y contratación de talento de diseño para diferentes empresas. Es profesor en la Universidad Anáhuac y la UVM. Le gusta la caligrafía, tipografía, la música y la tecnología.