Se habla mucho del neuromarketing y los productos que recurren a el, pero pocas veces se sabe que existen tres tipos de neuromarketing que nos ayudan a entender las reacciones y emociones de la personas hacia las estrategias de publicidad.
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Al reconocer cómo funcionan los estímulos se pueden recrear en las campañas, lo que aumenta las probabilidades de éxito, es por ello que si se especifican aún más, los resultados serían casi efectivos inmediatamente. El neuromarketing centra su atención en tres aspectos clave: La emoción que provoca, el nivel de atención que genera y la memoria o retención que mantienen.
Tres tipos de neuromarketing:
- Visual:
Se centra en la percepción del cerebro sobre los productos que se ofrecen, es decir, cómo los elementos relacionados con la exhibición del artículo afecta a la decisión de compra. Por ejemplo: ver el producto antes que el precio hará centrarnos en el primero. - Auditivo:
Evidentemente se centra en lo que se escucha, aunque no es un factor tan determinante como el visual está demostrado que los estímulos auditivos generan asociaciones a recuerdos o experiencias previas, por lo que de esta manera influye en los compradores. - Kinestésico:
Este tipo hace referencia a los demás sentidos (tacto, gusto, y olfato) y las experiencias que puedan recordar o generar. Es decir, apela a la memoria para crear sensaciones satisfactorias que ayuden al consumidor a realizar la transacción.