Es una plática recurrente cuando los profesionales de esta industria se quejan de lo mal pagada que está la carrera y que desde un inicio nos los advirtieron nuestras madres: “ay hijo, si estudias diseño  de qué vas a vivir?”; la respuesta común a esa discusión es: “es que me encanta lo que hago”, bueno, pues de acuerdo a un estudio de la Escuela de Negocios Fuqua de la Universidad de Duke indica que los trabajadores son explotados más fácilmente sí se detecta que son apasionados a su labor.

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El estudio “Understanding Contemporary Forms of Exploitation: Attributions of Passion Serve to Legitimize the Poor Treatment of Workers” (Comprender las formas contemporáneas de explotación: las atribuciones de la pasión sirven para legitimar el maltrato de los trabajadores) realizado por el estudiante de doctorado en Fuqua Jay Kim, el profesor Aaron C. Kay  y los académicos Troy Campbell y Steven Shepherd consiste en ocho estudios complementarios  con más de 2,400 participantes y que tiene como resultado las siguientes conclusiones:

Las personas consideran más legítimo hacer que los empleados apasionados dejen su vida personal, trabajar sin remuneración y manejar tareas no relacionadas que no estaban en la descripción del trabajo sólo porque tienen disfrutan de su trabajo. Por lo que los científicos nombraron este comportamiento como “explotación de la pasión”.

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En dicha tesis, también se encontró que las personas relacionadas con profesiones como el arte, la fotografía o el diseño es más factible que se dejen explotar debido a que es su pasión, en cambio la gente que no siente amor por su trabajo no es viable para ser aprovechada.

Esto se debe a dos razones principales, la primera es que los apasionados se hubieran ofrecido voluntariamente para este trabajo si se les diera la oportunidad y la segunda es que el trabajo en sí mismo es su propia recompensa, por lo que lo toman como una oportunidad y no un desperdicio de tiempo.

“Es genial amar tu trabajo, pero puede haber costos cuando pensamos en el lugar de trabajo como un lugar donde los trabajadores deben seguir sus pasiones” expresó Kay al respecto del estudio, a lo cual Kim complementó que “la investigación no es anti-pasión. Hay pruebas excelentes de que los trabajadores apasionados se benefician de muchas maneras. Es simplemente una advertencia de que no debemos permitir que el énfasis cultural actual en encontrar pasión en nuestro trabajo sea cooptado por la tendencia humana a legitimar o ignorar la explotación “.

El estudio concluye que somos nosotros (los trabajadores) los que respetamos y ponemos los límites en la explotación laboral, aunque evidentemente no se trata de una práctica sencilla o que los empleadores tomen como algo positivo.