Ubiquemos la publicidad en los años 50, época dorada de ésta y las grandes campañas que estaban rodeadas de texto enfatizando las propiedades de los productos y el por qué se debería elegir sobre otras marcas. Entonces Helmut Krone y Julian Koenig, de la agencia Doyle Dane Bernbach (DDB), apostaron por una variabilidad en el anuncio que cambiaría de manera drástica toda la industria. Volkswagen Think Small fue la campaña con la que introdujeron el Beetle o “Vocho” a Estados Unidos.
El anuncio realizado en 1959 muestra un gran espacio en blanco (gris en realidad) y la silueta de un pequeño vocho centrado a la izquierda. Debajo el nombre del anuncio “Think Small” o “Piensa Pequeño”; seguido del texto: “Nuestro pequeño automóvil ya no es una novedad. Un par de docenas de chicos universitarios no han intentado meterse dentro. El tipo de la estación de servicio no pregunta dónde se echa la gasolina. Nadie siquiera nos mira. De hecho, algunas personas que conducen nuestro pequeño trasto ni siquiera piensan que 32 millas por galón está bien.
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“Ni que consume dos litros y medio de aceite en lugar de cinco litros. Ni que nunca necesita anticongelante. O recorre 40.000 millas con un juego de llantas. Eso es porque cuando te acostumbras a alguno de nuestros ahorros, ni siquiera piensas en ellos más. Excepto cuando aparcas en un lugar muy pequeño. O renuevas su económico seguro. O pagas una factura de reparación barata. O cambias tu antiguo VW por uno nuevo. Piénsalo” dictan las especificaciones de la compañía automotriz.
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Entonces el juego de palabras de pensar “pequeño” se convirtió en lo contrario, el anuncio publicitario se transformó en algo grande, gigante, sólo por un detalle que nunca se había hecho antes: darle prioridad a los gráficos. Durante aquella época, las fotografías no eran habituales en la publicidad, las ilustraciones hechas a mano eran creadas específicamente para darle a los personajes la identidad y expresión necesaria que se requería. Seguido de dicho éxito, Volkswagen lanzó la campaña titulada “Lemon” que “acercaba” más el frente del Beetle al espectador al hacerlo más grande. Es entonces cuando los diseñadores gráficos e ilustradores comienzan a tomar relevancia como los creadores que transmiten la idea central.