El diseño de cada tipografía no es fortuito: dependiendo del espacio en que será colocada, cada fuente ha sido creada con características muy específicas.
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Seleccionar una fuente tipográfica pudiera parecer complicado, pero hay ciertas reglas básicas que todo el mundo, una vez que las ha comprendido, las lleva a la práctica. Es importante que definas para qué quieres seleccionar una fuente y saber en qué tipo de soporte será colocado. A grandes rasgos Existen cuatro familias tipográficas donde podemos agrupar todas las fuentes que existen actualmente. Son las siguientes:
1.- Serif
Son rectas y tienen un pequeño remate que se conoce como serifa, su origen se remonta a las grandes imprentas y su lectura se facilitaba a partir de sus remates. Este tipo de fuentes son ideales para títulos, subtítulos y para destacar destacados ciertas ideas. ES más común su uso en ediciones impresas y no tanto en el diseño web.
2.- Palo seco
También se conocen como Sans Serif. Son rectas también y no cuentan con remate, justo como lo dice su nombre. Su origen se asocia con el desarrollo comercial de la Europa del siglo XIX y su uso se extendió en carteles y mensajes publicitarios y comerciales. Por su sencillez, su uso se ha generalizado tanto en ediciones impresas como en el diseño web.´
3.- Manuscrita
Evocan la escritura a mano, la cual se ha caracterizado desde siempre. SE trata de una letra nostálgica que emite un mensaje de elegancia y su uso se puede utilizar en títulos, subtítulos, firmas y en logotipos también. Se trata de fuentes estilizadas que no se recomiendan en el diseño web.
4.- Decorativa
Las más originales fuentes se pueden encontrar en esta clasificación. Su creación es la más libre y lo puede surgir de relieves, dibujos, formas geométricas y demás símbolos visuales.
Fuente: Café Olé
