Entre tanta frase que se postea en Facebook leí por ahí una que creo ilustra de buena manera la idea que quiero traer hoy a este espacio. La misiva decía así, “Creer que ser ateo te hace inteligente e interesante es como creer que ser religioso te hace buena persona”.

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Ladran Sancho

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Fuera de cualquier discusión tonta entre creyentes o no, la idea viene a cuento de los títulos que hoy por hoy le ponemos o inventamos a nuestra profesión para acomodarla de alguna manera posible a las necesidades del mercado y ver si por ahí logramos tener el tan ansiado empleo o parecernos en algo que hay que ver si realmente se es.

Títulos de especializaciones como sustentable, medio ambiente, social, ongs y otros más me suelen hacer ruido dado que remarcan de sobre manera cuestiones que deberían alcanzar con el solo hecho de presentarse como un ser social que es diseñador gráfico.

A esta altura no está de más aclarar mi desagrado por el diseño de especialización como formato, no así como trabajo.

Ya dejé varias veces en claro que me gusta el diseño como concepto global de idea generalista, la cuestión de nicho per se me suena a cobarde si se me permite la expresión.
Lo entiendo al hecho como ese lugar que me queda cómodo para trabajar y para no perder el espacio grito a viva vos, YO SOY tal cosa.

Debemos remarcar y recordar que el pedido de profesionales también goza de estos cliches, cosa extraña es que nunca están expresados en la palabra diseño, se suele enfatizar en millones de cinismos pero nunca se menciona la búsqueda de un diseñador.

Bajo el pedido de diseñador gráfico se buscan proactivos, entusiastas, pasionales, programadores php, modeladores 3d y algunas simpáticas cuestiones como seres comprometidos con el medio ambiente.

Pero, qué pasa cuando uno reflexiona por un segundo. Suele venir la hecatombe por no decir la bronca. Todo lo aprendido en una universidad no sirve de mucho porque, cómo hago para explicar mi compromiso con el medio ambiente.

Y ahí empezamos con el delirio y el maltrato a la cotidianeidad, nos cuestionamos todo, nos mal miramos, mortificamos nuestra estima y revemos el CV por décima vez.

Puedo comprender que un individuo puede derrochar agua, tirar basura en la vía pública, usar el auto para ir a dos cuadras de su casa, dejar las luces encendidas de toda su casa hasta en el día y así todo no me cierra que en el pedido o en el ofrecimiento sea esto necesario de remarcarse como algo a solicitar.

Si uno entrevista a la persona, ve su carpeta de trabajos y mantiene una charla medianamente profunda, estimo será bastante difícil de equivocar el perfil y capacidades de lo buscado.

Se carga de altas expectativas a cuestiones que deben ser simples cosas que se construirán con tiempo, se discutirán o se lograrán en el manejo del vínculo. Aquí debemos remarcar que para eso se es jefe, para el simple acto de saber tomar decisiones.

El Papa Francisco dice en un matutino dominical estar preocupado por quien será el próximo descarte, haciendo referencia directa a la cultura de los constates excluidos del sistema, los que no pueden insertarse y son víctimas de una economía que mata.

Ante la pregunta del periodista de si se puede dar un cambio, el Papa remarca que antes que nada hay que recordar que se necesita ética en la economía y también en la política y al mismo tiempo es necesario que los hombres y mujeres se comprometan en todos los niveles poniendo en el centro el bien común.

El bien común.

Y de eso trata la mirada a las responsabilidades individuales, de trabajar para el conjunto, ese espacio donde somos todos responsables en la construcción. Cabe aclarar que el silencio, la falta de compromiso o la omisión nunca serán los mejores caminos para revertir estas cuestiones que seguro a futuro nos harán mal.

El profesional tiene como bandera la ética o debería tenerla, todo profesional es un ser comprometido y hacer mención de estas cuestiones están hablando o más bien gritando que como sociedad debemos dar un golpe de atención y preguntarnos qué estamos haciendo con nosotros.

Suelo pensar y expresar que el futuro es crítico, pero no por ello deja de ser cautivante enfrentarlo, yo tengo en este ínfimo espacio de poder el claro compromiso de expresar mi mirada e ideas en pos de defender la profesión y su futuro sin miedos. No tengo estas líneas para agradar sino por el contrario para despertar o al menos que puedas pensar y decir yo no estoy de acuerdo por esto y por esto.

Con respeto al título.

El título no deja de tener un doble juego a lo que le sumo los episodios de violencia que estamos viviendo. Por lógica debemos solidarizarnos ante lo injusto, el delirio nos invade y la muerte por nuestras manos nunca tendrá el estatus de muerte sino el grado de locura humana.

No quiero caer en la obviedad de época y poner mis sentimientos como espectáculo al declamar Je Suis Charlie, no quiero ser parte del juego de la exposición, en cambio sí quiero ser parte del bien común y pensarnos abiertos a la tolerancia y el respeto.

Yo, yo puedo recordar de pie al lado del muro.
Y las pistolas disparando sobre nuestras cabezas.
Y nos besamos como si nada pudiese caer.
Y la vergüenza estaba al otro lado.
Podemos golpearles por siempre jamás.
Entonces podríamos ser héroes, sólo por un día.

Bien cierran las palabras de Bryan Eno de hace muchos años atrás cuando explicaba la canción Héroes, podemos ser héroes y todo, pero siempre sabremos que nos falta algo, que algo hemos perdido.