“Aferrarse demasiado tiempo a las ideas convencionales es una fórmula segura para fracasar”: Kenichi Ohmae

El diseño siempre ha estado presente en la vida humana, dándole valor a los signos y a los símbolos que nos rodean y ha sido una labor tan cotidiana que en los últimos años se ha convertido en una de las disciplinas que se han visto segregadas, permitiendo que otras disciplinas se apoderen de él, quitándole la capacidad de generar ideas o simplemente en ser decisivo para factores de suma importancia.

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David Ogilvy en CONFESIONES DE UN PUBLICITARIO se refiere al diseño como el fondo, siendo este más importante que la forma. A partir de esto, no es muy difícil descifrar el papel que funge dentro del mundo de la publicidad y que ha sido una herramienta que se utiliza para vender, es decir, si el diseño es bueno dentro de una campaña las ventas de un producto sin duda subirán. El ejemplo más claro de ello es Coca-Cola, que a partir de la importancia que la compañía le da a este rubro el cual tiene el mismo valor que las otras disciplinas incrementa su valor con una estrategia que ha durado por más de 50 años, al igual que Chevrolet, por mencionar otro ejemplo.

Actualmente el diseño pasa por una crisis de identidad ya que las agencias o empresas al tratar de reclutar a los nuevos diseñadores se enfocan más en un aspecto técnico, lo que da a entender que si sabes el funcionamiento de tal o cual un programa de diseño o animación, eres el candidato perfecto para el puesto, sin ponerse a pensar que el diseño no sólo es materia práctica sino que es, posiblemente, la materia que guarde más connotaciones dentro de ella.

A decir verdad diseñar no es tan simple como se puede llegar a pensar, incluso para hacer una presentación de PowerPoint el diseñador debe hacer un recuento de información y una espiritualización acertada para que en el momento en que alguien más de la compañía lo presente frente a los directivos y todos en ese momento se sientan identificados con la manera en la que han sido acomodados cada uno de los elementos y creando un sentido de pertenencia con cada uno de ellos. Parece una labor fácil el acomodo de colores, formas, fotografías y demás, tanto que alguno podrá decir que él lo habría podido hacer mejor, pero en realidad no es así.

Otro de los aspectos críticos para los diseñadores actualmente, es la manera en que son tratados en la cuestión económica, y ahí es donde podemos entender el poco respeto que hemos llegado a tenerle a esta profesión. No nos podemos imaginar estando en un consultorio médico a punto de pagar una cuenta hospitalaria y decirle al doctor que solo le pagaremos la mitad de la cantidad acordada porque la consulta duró sólo unos pocos minutos, o que le tendremos que pagar después porque no tenemos liquidez, eso no es posible primeramente porque un médico siempre representa respeto y admiración y en segundo ninguno de ellos lo permitiría.

Sin embargo, esta práctica se ha aceptado con el fin de hacer crecer prontamente a las compañías, cuando en realidad los ejecutivos se deberían dar cuenta que el “negocio” llego a ser realidad por un trabajo en equipo y que significativamente mucho de ese logro se debe a los diseñadores. Según la DDI, Sociedad Estatal para el Desarrollo del Diseño y la Innovación, de España la inversión en diseño e innovación es uno de los más fructuosos negocios, muchos tendrán la idea de que esto viene de alguien perteneciente al sector del diseño, pero no es así, esto está comprobado por los gobiernos de países desarrollados y si duda en países en vías de desarrollo, ya que mediante este se benefician y participan el sector privado y estatal; un gran ejemplo de esto es que iconos editoriales lejos de círculos de diseño como lo son el Wall Street Journal o el Bussinesweek, tienen espacios permanentes para el negocio del diseño.

Recientemente fueron dados a conocer estudios del Design Innovation Group de la Open University que demuestran que el diseño es un buen negocio, aunque dichos estudios sólo revelan los resultados obtenidos dentro del Reino Unido y Estados Unidos, son útiles como referencia para empresas del mismo giro o desarrollo de productos similares.

De acuerdo con el estudio que abarcó mas de 200 proyectos entre ellos de diseño gráfico, diseño industrial y de producto entre 1982 y 1987 y tomando en cuenta que las empresas tenían nula experiencia en materia de diseño, las líneas generales revelaron que:

1.- Alrededor del 90% de los proyectos generaron beneficio y se recuperaron las inversiones en un plazo medio de quince meses a partir de la fecha de lanzamiento del producto.

2.- El 48% de los proyectos recuperaron sus costos totales, el desarrollo de proyectos, en menos de un año después de haber lanzado el producto.

Esto es sólo tomando dos puntos de seis que en números nos reflejan que tan bueno es la inversión en un buen diseño y en un buen diseñador.

La valoración cualitativa del diseño vienen ya desde los años 90 y se ha corroborado que el diseño se entiende como un proceso, tecnología o un saber-hacer, una disciplina y finalmente un servicio.

Basándome en “Las 10 reglas básicas para juzgar diseños comerciales” de Adrían Pierini artículo recomendado ampliamente y publicado en Merca2.0 nunca habrá que dar por sentado el trabajo de un diseñador, ya que la critica surge muchas veces de un desconocimiento absoluto haciendo juicios sobre su trabajo y capacidades, denostando el valor de esta profesión.