Los alegres y amorosos “Ositos cariñositos” fueron reimaginados por el ilustrador Max Knoblauch, pero más allá de ser dulces, son la viva representación de los problemas cotidianos de la vida.

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Los famosos personajes de la década de los años 80 dejaron atrás su singular punto de vista de ver la vida para más bien ser lo opuesto, pues cada uno toca una problemática que puede resultar familiar para las personas en algún punto de su vida.

Por ejemplo, Knoblauch creo al osito Netflix, quien no está disponible para pasar el rato, porque está viendo por quinta ocasión Black Mirror.

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El más desagradable de todos, como él mismo se califica, es el Osito Dirty Roommate, el compañero que sólo come pollo, no lava los platos y los deja apilados.

Por último, también está el osito Dependiente, quien toma café a más no poder y gasta una cantidad equivalente a su renta en el consumo de dicha bebida.

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