BB King en uno de sus show allá por 1993 en el Madison Square Garden cuenta al público que siempre ha invitado a compartir el escenario a músicos de otros géneros, en esta ocasión llegaba alguien especial del que estaban orgullosos de su música. King alzando la voz lo presenta y dice, Damas y Caballeros un aplauso para Pappo, desde Argentina! Vamos, denle una bienvenida Americana!!!
Notas relacionadas:
Mis cinco fuentes
5 pistas para entender lo lindo, lo feo y la seducción
5 razones para el éxito
Debo confesar que el sonido de la guitarra de Pappo en su primera nota me transporta a la liturgia blusera y uno se deja llevar al trance hasta que la irrupción de King me despierta trayéndome a la realidad. Desliza una frase que me obliga a recoger un guante que días atrás había surgido en la presentación del libro ”Latidos Visuales” las mejores ilustraciones latinoamericanas 2013.
BB King repite: ”desde Argentina” y remata ”¡Esta es la manera como suena el blues allí! ¡Déjenme oírlo!”
La pregunta, en este punto se amplificó, la mesa en esa presentación planteaba a modo de debate si realmente existía un diseño o un leguaje visual latinoamericano, obviamente no hubo una respuesta natural e inmediata y desconozco si la hay. En mi, está claro que hizo mella y me quedó girando perturbadoramente, en pos de poder ganarme una cabecera de playa para librar la batalla cuerpo a cuerpo contra esta duda y el video me venía bastante bien para trazarme una paralela.
Si tomamos el concepto, “la manera en que suena allí” y escuchamos detenidamente y repetimos el video infinidad de veces, nos preguntaremos de qué habla BB King, si escuchamos a Pappo veremos que suena a Stevie Ray Vaughan, a Hendrix y a las guitarras que tienen blues. Pero el barrio, el empedrado, la melancolía, lo porteño, la argentinidad y todo lo que podamos remarcar es difícil de apreciar.
Si nos manejamos por lo que siente King deberíamos entender que Pappo toca al modo nuestro, perdón, al modo mío ya que compartimos una identidad común, pero yo no la siento así, no lo entiendo o escucho como un blues argento. Para mí está tocando blues, lo escucho como tal.
En la presentación del libro Latidos Visuales, producto del Congreso Latinoamericano de Diseño que se celebra anualmente en la Universidad de Palermo, se presentaron trabajos de ilustradores de Latinoamérica y la impresión que uno se lleva al ver esta producción es que, como se destacaba allí, tiene un nivel europeo. De ahí la derivación de la pregunta.
Seguramente nuestra mirada recurrentemente comparativa, viciada de subjetividad y condimentada de sangre inmigrante nos obliga a mirar más que a mirarnos. Las palabras de admiración de King expresadas a la calidad musical de Pappo son inmensamente claras para explicarnos mucho de lo que nos pasa y reside en el hecho de cómo nos medimos.
Y para entender un poco más cómo nos medimos, voy a tomar partes de una charla organizada por el Centro Metropolitano de Diseño en el marco de Bafweek donde Federico Batermarco recorrió de manera muy clara y simple las cuestiones de las identidades.
Cuando uno piensa en identidad puede pensar, en principio, en algunas imágenes. Nosotros creemos que esas son asociaciones y que no es la identidad. Como primer punto, al momento de trabajar con identidades culturales, lo que se tiene que tener en claro es el respeto. Considero que cuando uno comienza a realizar un trabajo de creación de identidad cultural, implica mucho más que un proyecto. A modo de ejemplo, la marca país podría ser una estrategia. Identidades culturales tiene más que ver con esa agrupación de marcas pensando cuales son los aspectos, atributos o características que pueden ser comunes a todos.
A veces esa definición no forma parte de una instancia de gobierno, sino que forma parte de una cuestión cultural. Ese proceso uno lo tiene que hacer con mucho respeto porque, en general, comienza a suponer cosas sobre los demás.
Todo lo que actualmente entendemos como marca en nuestro país, es un proceso que tiene como máximo 30 años, y sociedades como la francesa o la italiana, tienen más de 100 años entendiéndose como tales.
Entonces me parece que ahí es donde tenemos un proceso para realizar. Cuando empecemos a pensar cuáles son nuestros aspectos, hay que pensar que hay un contexto que cambió y que no podemos dejar de mirarlo.
Siguiendo esta línea de pensar en esto de lo “original”, traje una historia que nos contó un profesor de la Universidad sobre cómo aprendían los Maestros del Renacimiento.
Él decía que los Maestros del Renacimiento para aprender, copiaban; siempre el proceso de aprendizaje era a partir de la copia. La persona empezaba a formarse en el taller de fulano de tal y aprendía copiando a fulano de tal hasta que en un momento se independizaba y desarrollaba su código.
Ahí hay algo que merece una reflexión en la medida que tenemos la intención de pensar una identidad argentina. En los últimos días hubo varias idas y vueltas, discusiones de este estilo, y tomé de Ana Torrejón un comentario interesante de entender, que hay un recorrido que tiene que ver con la verdad.
Encontrar en la autenticidad es lo que nos diferencia, es uno de los caminos que nos permite conformar una identidad.
Creo que este proceso merece mucha reflexión, no podremos definirlo hoy y todos los que estemos interesados vamos a tener que movilizarnos para poder lograr esos códigos que nos permitan definir una identidad argentina.
La idea expuesta hace foco en la Argentina pero, tranquilamente se aplica al colectivo Latinoamericano, donde esa respuesta está en proceso de construcción, empezar a tener publicaciones y registros de ilustradores nos ayuda a saber qué estábamos haciendo hace diez años, que se esté hablando nos enfrenta a entender de lo que hablábamos y el tiempo nos empezará a dar respuestas y por sobre todo entiendo que nos dará identidad.