Un trabajo anormal – Imaginemos un trabajo de oficinista. Una persona llega puntual a las 9:00 am. Prende su computadora y a partir de ese momento se transforma en un ejecutivo. Hace llamadas, responde sus correos, da seguimiento a sus pendientes, prepara los reportes para la junta y convive un poco con sus colegas. Dan las 6:00 pm. A partir de ese momento se convierte en alguien más: en un deportista, en padre o madre de familia, en televidente, en feisbuquero o jugador de dominó.

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Es relativamente fácil cambiar el switch de oficinista en alguien que tiene otros intereses y objetivos en la vida. Difícilmente esta persona estará pensando en si su reporte tiene faltas de ortografía o los números son correctos. Eso será tema del día siguiente.

boceta

Afortunada o desafortunadamente la vida de un diseñador no es así. El simple hecho de trabajar la parte creativa nos convierte en profesionistas 24/7. ¿Qué haces cuando te bañas?, trabajas. ¿Cuando comes?, trabajas. ¿Cuándo estás en la fila del banco?, trabajas. ¿En el tráfico?, trabajas. Podría parecer que no, pero mirar los espectaculares es una experiencia diferente para un diseñador que para un transeúnte. Nosotros vemos colores, tipos de letra, composiciones y a veces errores de ejecución (el logo está muy pequeño o no se entiende el mensaje, pensamos con ese placer morboso de que a nosotros nos hubiera quedado mejor).

La creatividad es como un músculo que hay que ejercitando constantemente. En nuestra cabeza vamos fabricando nuestro propio banco de imágenes con lo que vemos alrededor. Como si fuera una especie de cliché, vamos por la vida tocando las impresiones a ver cómo se sienten, oliéndolas por si aún guardan el aroma de imprenta y checando si la combinación de colores podemos usarla para nuestro próximo proyecto.

Ésta es la vida del diseñador. A veces intensa, a veces en baja resolución, pero siempre trabajando.

Experimentar

El proceso de bocetar tiene su nacimiento precisamente en esta sensibilidad desarrollada para captar el mundo que nos rodea. En un ejercicio que hago comunmente en mis clases, les pido a mis alumnos que realicen muchas ejecuciones de un mismo tema (portadas de un folleto, tarjetas de presentación y así), usando los mismos elementos: un logo, una foto y quizá algún gráfico que yo les proporciono previamente. Es curioso ver cómo las primeras propuestas de todos son sumamente parecidas, muy correctas y siguiendo las normas. Después de algunos ejercicios (unos 10), al sentir que se les acaban las propuestas formales entran en una fase de experimentación, en la cual comienzan a duplicar fotos, a girarlas, a probar soluciones que se van alejando de lo convencional.

Este proceso termina con propuestas muy creativas —la mayoría de las veces—, aunque quizá inviables ya en una ejecución final. Algunos deforman el logo y otros destruyen las gráficas para crear texturas.

Esto es bocetar. Algunos podrán interpretarlo como abrir un lienzo en blanco en Illustrator y comenzar a probar una palabra con diferentes tipos de letra, otros con hacer cuadrados, círculos y estrellas en lo que viene la inspiración. En estos casos, la ejecución de un diseño creativo se encuentra esclavizada a las herramientas que el programa nos ofrece. Igualmente, la perfección de una línea recta trazada con un par de vectores puede engañarnos para hacernos creer que ya estamos trabajando sobre un diseño final.

Bocetar consiste en diseñar con la mente, de forma libre, sin importar si usaremos una foto de stock y mejor la mandamos tomar. Si usaremos Myriad o Frutiger y sin esa carga de pensar que los colores estén en CMYK.

Para bocetar mejor, unos consejos rápidos:

1 Hazte de un cuaderno de bocetaje

Siempre cárgalo contigo. Así, no importa si estás en el Centro de Atención al Cliente por horas esperando que llegue tu turno, podrás sentarte y bajar aquellas ideas que tienes en la cabeza. Cuida que sea un cuaderno resistente ya que experimentará una vida ruda. No olvides también traer un lápiz.

2 Nunca te quedes con la primera idea

Es lo peor que puedes hacer. Para llegar a propuestas interesantes tienes que pasar por un periodo de experimentación. En la computadora es muy aburrido, mejor hazlo a mano.

3 No te preocupes por la ejecución

Las ideas no vienen de los programas de diseño. Si al final debes usar tres o cuatro procesos/programas diferentes para lograr tu diseño, qué importa. El momento de creación es totalmente libre. Tampoco te fijes mucho si no te está saliendo el logo en Didot o Garamond, solo ponle patines, ya después tendrás la oportunidad de refinarlo.

4 No importa si no tienes un trabajo creativo en puerta

De todas formas dibuja lo que te venga a la mente, de ahí pueden salir las propuestas para el logo que te pedirán en 6 meses, justo cuando te abandona la creatividad o no te dan el tiempo suficiente para generar una buena idea.

5 Mejora lo que ves

Otra forma de mantener la creatividad en flujo constante es bocetando ideas que no hayan pedido, como rediseñar el logo de la empresa donde trabajas o el empaque del shampoo que usaste en la mañana. La idea es no perder ritmo.

Design Lifer
Diseñador gráfico con maestría en diseño editorial por la Universidad Anáhuac y con cursos de Publishing en Stanford. Actualmente dirige MBA Estudio de Diseño, dedicado al diseño editorial, identidad y publicitario, además de realizar scounting y contratación de talento de diseño para diferentes empresas. Es profesor en la Universidad Anáhuac y la UVM. Le gusta la caligrafía, tipografía, la música y la tecnología.