Columnistas

En su columna de esta semana, Carlos Rico hace intersantes reflexiones.

El proceso de diseño y desarrollo de productos no es una actividad sencilla, requiere fases de investigación, análisis y generación de ideas que requieren...

La mañana se presentaba como tantas, empezar acomodando un poco el escritorio del desorden propio del trajín de la semana, calentar el café y ver que deparaba la agenda hasta que llegara el jefe y dispusiera las prioridades del día.

Durante esta semana en Paredro te mantuvimos informado sobre lo que pasa en la industria diseño en cuanto tendencias, colores, logotipo y el mundo digital.

Cada país tiene —aparte de historia y tradiciones—, elementos que lo posicionan en este mundo moderno gobernado por la economía y sistemas financieros, especialmente en industrias y actividades que encajan con sus principios, formas de vida y el papel que les toca jugar en este mundo globalizado.

Quisiera leer una revista sin tener que tocarla u olerla. A veces quisiera comprar discos más por el contenido que por el diseño de su portada. No tratar de adivinar las tipografías en todos los anuncios que veo en la calle. No tener que criticar el menú de a cuanto restaurante voy. No pensar si el slogan de la campaña es lo mejor que se les pudo ocurrir.

Esta mucho de moda que se hable sobre el valor de marca. Lamentablemente o gratificantemente no vamos a hablar de eso, pero si sobre el valor de un producto o servicio. Es decir ¿Lo que estás usando o portando vale más o menos? O ¿de qué depende? Aquí es donde la estrategia de venta y de mercadeo debe de estar bien diseñada para un mayor flujo de utilidad neta, no se necesita de un gran diseño por la propiedad técnica del mismo producto (calidad).

Diferentes historias se presentan en cada persona, muchos idean con la misma filosofía o son simpatizantes de un mismo género.

La percepción de un producto debe estar basada en lo que quiere transmitir, a quién va dirigido, quién lo va a comprar.

(Re) definición de una pobre sociedad